Claire Ducreux y Toni Mira bailan el misterio de la ceguera en 'Avec le temps'

Un banco rojo, un mesa, dos sillas y una cesta de picnic. Una pareja camina hacia ese escenario. Él la guía, ella lleva un bastón de ciego. La música será el tercer actor, instrumental primero –piano, guitarra, luego acordeón–, luego standars anglosajones y canción francesa, interludios de cantos de pájaros y, de manera intermitente, la amenaza de una tormenta. Ni una palabra entre ellos, tampoco demasiadas miradas, sus cuerpos hablan danzando a un público al que mantienen expectante durante media hora.

El banco será el primer trampolín de ella. Primero toca, luego baila a partir de la superficie reconocida, el referente no es el punto de llegada sino de partida. Toni Mira extiende la alfombra de su protección para asegurar el paso de su amada y Claire Ducreux, sin desdeñarla, la utiliza para volar. Él intenta alejarse, ella demanda su atención, no quiere al guardián sino al amante, al bailarín, no al lazarillo. Ducreux, con sus ojos tapados por unas lentillas, luce una sonrisa dulce y una expresión hipnótica durante toda la poética pieza salpicada de golpes de humor.

Aplausos del disciplinado respetable que cumplió con el protocolo de medidas y distancias. Ambos artistas agradecieron la respuesta a una actuación que renunció a la interacción.