Desde la izquierda, Teresa Lázaro, Jesús Peña, Irene Carvajal, Chema Viteri y Carlos Pinedo. Rodrigo Jiménez

Violación y dignidad en Zalamea, según Teatro Corsario

La compañía vallisoletana estrena su versión de la obra de Calderón con la que se inauguró el coliseo homónimo, en el que es su séptimo montaje del autor del Siglo de Oro

Victoria M. Niño

Valladolid

Martes, 26 de septiembre 2023, 14:01

El Calderón más pegado al suelo, al hombre común del campo, al verso colindante con la prosa, ese es el que trasluce 'El alcalde de Zalamea', el séptimo texto del clásico que aborda Teatro Corsario. La compañía vallisoletana estrena su versión este sábado en el ... Teatro Calderón, coliseo que abrió sus puertas precisamente con esta obra, como atestigua su telón de boca.

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Jesús Peña, director de la compañía, es el autor de esta lectura centrada en «la violación y todo lo que la rodea. He decido eliminar tramas secundarias para que no se disperse la acción». Ocho actores, «lo mejor de cada casa», encabezados por Carlos Pinedo (Pedro Crespo, el hidalgo convertido en alcalde) y Blanca Izquierdo, junto a Javier Bermejo, Pablo Rodríguez, Luis Heras, Raúl Escudero, Alfonso Mendiguchía y Teresa Lázaro, la llevarán a escena.

La tercera coproducción que Corsario emprende con el Teatro Calderón ha hecho posible el montaje de esta obra «ya que los montajes clásicos requieren de unas condiciones mínimas indispensables, de ahí nuestro agradecimiento», apuntó Peña. «Tenemos los oídos doloridos de las maravillas que se cuentan sobre Shakespeare, cuya promoción mundial es enorme y no debiera hacer sombra a Calderón».

El Calderón más mundano

En 'El alcalde de Zalamea' Calderón «baja a terrenos más mundanos y se interesa por los campesinos, por la dignidad de los villanos, no de princesas ni nobles. Es la historia de un campesino que ha prosperado en el pueblo extremeño y que tiene un problema con un grupo de militares que viene de los tercios flamencos hacia Portugal, donde Felipe II reclama su trono. Pedro Crespo y su familia pasan por una situación terrible al interesarse el Capitán Don Álvaro por su hija Isabel a la que viola. El tema principal de mi versión es la violación y sus consecuencias», explica Peña.

Les interesó especialmente cómo Calderón propone la respuesta al problema desde distintos puntos de vista. «Por un lado, el padre, Pedro Crespo intenta casar a su hija con el violador, algo que hoy se nos antoja terrible. Por otro lado, el hermano de Isabel, a quien lo primero que se le ocurre es matarla porque así lo decía el código de honor de la época. Y la propia Isabel, que pide a su padre que la mate porque su familia ha perdido la dignidad. Esta es la realidad de nuestro pasado».

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Calderón va más allá y convierte a Crespo en «paradigma del cambio de criterio. Dirá que se acabó y que hay que aplicar la ley. Llama al orden a sus hijos y pone en cuestión los valores caducos», señala el director. Carlos Pinedo se mete en la piel de este personaje «de pueblo, yo también lo soy, un hombre de campo sentencioso e íntegro, con conciencia de su estamento. Se lo recuerda a su hijo mayor que ambiciona dejar el pueblo porque aspira a algo más, le pide que no olvide sus orígenes». Agradece que se trate de un «texto llano, muy claro, con el verso casi desdibujado hacia la prosa, en el que no hay que luchar por acercar metáforas al público».

Carvajal fue Don Álvaro

Irene Carvajal, concejala de Cultura, recordó sus tiempo de estudiante cuando una profesora de literatura llevó a su curso hasta Almagro para representar este texto. A ella le tocó el papel del malo, Don Álvaro. «Es una obra sobre la vulnerabilidad de la mujer ante un delito sexual, sobre la pugna de poder y la justicia, sobre la libre elección entre el bien y el mal. Destaco la dicotomía entre la justicia formal y material por un lado. Por otro, que se puede despojar a un ser humano de todo, hasta de su vida, pero la dignidad es irrenunciable». Crespo logrará que el militar sea juzgado civilmente.

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Peña defiende sus versiones en la adecuación del original al tiempo del espectador subrayando la diferencia de la manipulación. «Son obras de la cultura universal, no caben panfletos ni mítines. Me atengo a lo que el autor plantea». El montaje comienza a rodar desde Valladolid (sábado y domingo, 19:30 h.) y contemplan la posibilidad de llevarlo a América «ya que la escenografía es fácil de transportar». La iluminación de Xiqui Rodríguez y los audiovisuales que se proyectan al fondo junto a música de Juan Carlos Marín y el vestuario de Lupe Estévez crean la atmósfera necesaria.

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