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Podría decirse que 'República de Roma' narra un acontecimiento histórico de rabiosa actualidad. La obra de Roberto Rivera, que se presenta el domingo en el Teatro Zorrilla (19 horas), está ambientada en el siglo I antes de Cristo, en un momento clave de transición, convulso ... y lleno de incertidumbres, cuando la República colapsa y se atisba la llegada de otra cosa, que será el Imperio. «Nos sorprendió ver las similitudes de ese momento con nuestro presente», asegura el actor Miguel Hermoso, que en la obra da vida al 'populista' Catilina. Su enfrentamiento con el cónsul Cicerón será el eje dramático de la obra y del periodo.
«En tiempos de crisis, surgen las alternativas identitarias y populistas», explica el coprotagonista de la obra. «Pero no hay que olvidar que, aunque las soluciones que planteen sean incorrectas, a menudo aciertan en el diagnóstico de la realidad».
'República de Roma' no es una obra de finalidad doctrinal. Más bien al contrario. Busca colocar al espectador frente al conflicto y que sea él quien decida. «Yo mismo a veces estoy de acuerdo con Catilina y otras con Cicerón. Esa es la reflexión que queremos provocar», asegura Hermoso. Entre las medidas que planteaba Catilina, por ejemplo, algunas suenan muy próximas: quería que los ricos entregaran parte de sus riquezas para alimentar a los pobres, y que el pueblo no tuviera que pagar impuestos.
Pero hay una segunda reflexión que se deriva de los propios hechos y del modo como están narrados. «Lo que la obra cuenta es la salvaje lucha por el poder que está detrás de la disputa política, más allá de la diferencia de ideas. Eso no ha cambiado».
Quizás por esta dimensión de la obra que muestra la trastienda del poder, Hermoso destaca un aire de familia con la célebre serie de televisión 'House of cards'. «Junto a las figuras centrales de Cicerón y Catilina, aparecen también las de sus asesores, que fraguan una segunda conspiración», explica Hermoso. El relato dramático permite al espectador acceder a lo que ocurre entre bambalinas, cuando la representación política da paso a la verdad. «Esa parte tiene mucho morbo», admite el intérprete de Catilina. «Lo que vemos en las sesiones del Congreso tiene mucho de puesta en escena. Estaría bien saber lo que pasa cuando unos y otros se reúnen, sin cámaras a la vista».
Toda la obra gira en torno al duelo entre Catilina y Cicerón y se sitúa justo en el momento en que el cónsul debe denunciar la existencia de una revolución en marcha. Entre ambos «se juega no sólo el mantenimiento o destrucción de la legalidad republicana, sino también la ambigua atracción entre dos personas que deben su ascenso a un mismo factor: la capacidad de seducir al pueblo, la manipulación de las emociones ajenas mediante la palabra», explica el director de la obra, José Pascual.
Para el actor Miguel Hermoso «se trata de ver lo que hay más allá de las consignas», pero también de entender que «por muchos fallos que tengan las democracias representativas, las alternativas son nefastas, como demostró la historia del siglo XX».
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