«Chicos, tengan cuidado con las maletas», advierte Lupita Pizano durante uno de los ensayos en La Bien Pagá, el espacio escénico del vallisoletano barrio de Delicias. Las maletas son en realidad cajas de cartón forradas de papel de estraza, unas cuerdas como asas. Ligeras ... como son –apenas pesan unos gramos–, los jóvenes actores las cogen, las llevan, a veces las golpean sin querer contra alguna de las plataformas del local de ensayo.
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«Chequeen, por favor, que la maleta no peque con nadie. Imaginen que toda su vida está ahí metida. Ahí llevan su ropa, tal vez algún juguete, las fotos de su mamá, los recuerdos de su papá. Saben que no los van a volver a ver más. Es todo lo que tienen de ellos. Deben cuidarla porque para ustedes es muy importante, ¿verdad?». Y entonces, cuando vuelven a repasar la escena, las maletas pesan. No son unas simples cajas que se lleva en volandas por unos niños actores, sino que se convierten en un equipaje repleto de recuerdos y esperanzas.
Fue lo poquito que pudieron llevar consigo los 456 niños, hijos de republicanos, que solos, sin sus familias, en plena Guerra Civil, huyendo de la contienda, se embarcaron en el 'Mexique' para atravesar el Atlántico rumbo a un país para ellos desconocido. El buque había sido fletado por el Gobierno mexicano de Lázaro Cárdenas, a petición del Comité Iberoamericano de Ayuda al Pueblo Español.
El 27 de mayo de 1937, los menores partieron de Burdeos (después de atravesar la frontera pirenaica).El 7 de junio llegaron a Veracruz. «Los recibieron con honores y regalos.De ahí los llevaron a Ciudad de México y terminaron en Morelia (población con la que Valladolid está hermanada), donde los acogieron en dos residencias y colegios». Habla Eduardo Reyes, presidente de la Asociación de Mexicanos en Castilla y León, promotora de esta experiencia de teatro intercultural que ha implicado a 18 niños y jóvenes vallisoletanos.
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Aquella historia real se transformó en una exitosa obra de teatro en México, firmada por el dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda. El texto, en su libreto original, estaba pensado para su representación por seis actores adultos. Pero la compañía Cómicos de la Legua decidió adaptar el texto para que fuera representado por niños, por jóvenes actores con la misma edad de aquellos menores que hace casi 85 años cruzaron el océano sin saber qué sería de sus vidas. Víctor Sasia y Guadalupe Pizano 'Lupita' se encargaron de poner en pie el montaje allí en México.
Entre el público, en una representación, se encontraba Josefina Arellano, quien durante un tiempo residió en Valladolid. Cuando vio el montaje, pensó en su amigo Eduardo, le envió un vídeo y le invitó a hacer un montaje similar en tierras castellanas. El empeño por poner en pie la obra ha conseguido que Pizano visite Valladolid y, durante dos semanas, trabaje con los 18 chavales que, seleccionados en un cásting, formarán parte del elenco de la obra.
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«El texto refleja el momento en el que aquellos niños ya son adultos, mayores, y hacen un repaso de su vida, de lo que les pasó, de cómo una guerra los separó para siempre de sus padres. Pensaban que sería por unos meses... y para la mayoría fue toda su vida. Se criaron en México, allí tuvieron hijos, nietos», rememora Reyes, quien subraya el mensaje integrador de la pieza. «Habla sobre la guerra, sobre la migración. Ahora que tanto se habla de menores extranjeros no acompañados, de los 'menas', estos niños españoles lo fueron. Eran refugiados y encontraron asilo en México», indica Reyes.
«Es muy importante que los actores tengan en mente esa idea. No son un personaje concreto, sino que les explicamos que representan a un colectivo, a un grupo de niños a los que les cambió la vida», indica Pizano, antigua estudiante de Derecho que descubrió que su verdadera pasión era el teatro, tanto en su faceta como actriz como en la de directora.
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Durante una estancia de dos semanas en Valladolid, ha trabajado con María, Miguel, Cora, Aitziber, Ángela, Iván, Julieta, Alexandra, Mario o Diego, algunos de los jóvenes actores de la representación. Entre ellos, la más pequeña, Julia, ocho añitos, quien pone inocencia a una pieza muy dura, que comienza con el 'Ay, Carmela'.
«Nosotros no somos huérfanos de guerra, como dicen los diarios, teníamos mamá y papá», recitan. «Unos vienen de Madrid, otros de Valencia o Zaragoza. Pero nosotros no vinimos, nos trajeron», dicen, mientras reciben instrucciones de la directora. «¡Cuerpos amplios!» «¡Si no están seguros con el texto, no se detengan, la obra tiene que correr!» «No digan todo de la misma forma: sus palabras tienen que crecer, de volumen o de intención». «No corran, no se apresuren», indica Lupita, convencida del talento de unos niños que este domingo preestrenan en el centro integrado Zona Este (en Pajarillos), con el objetivo de recorrer después varios teatros de la región.
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'Los niños de Morelia'. Centro integrado Zona Este. 24 de octubre, 19:00 horas. Los días 3, 4 y 5 de diciembre, en el Teatro Cervantes.
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