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El teatro Lope de Vega inicia su camino para abrir en 2024

El teatro Lope de Vega inicia su camino para abrir en 2024

El Ayuntamiento dice que está «en mejores condiciones» de lo esperado y confía en iniciar el próximo año su rehabilitación

Víctor Vela

Valladolid

Domingo, 14 de noviembre 2021

Nadie aplaude desde unas butacas llenas de polvo. Las esquinitas de los palcos están cosidas por telarañas. No hay actores, músicos, artistas que se suban a las tablas de este escenario de telón recogido. Ni tampoco espectadores que ocupen anfiteatro y galería. Hay una acústica estupenda. Pero pocas voces se han escuchado aquí en los últimos quince años. Es el tiempo que ha pasado desde que un candado selló los portones del teatro Lope de Vega.

En marzo de 2006, el Ayuntamiento decretó el cierre definitivo del inmueble. La última película (el título fue poético: 'El arte de morir') se proyectó el 30 de abril del año 2000. Apenas cinco meses después, la Oscyl adoptaba el escenario como sede provisional para sus ensayos. Pero, a principios de 2006, cuando los músicos allí practicaban, se desprendió un fragmento del techo.

Vídeo. Una nueva vida para el teatro Lope de Vega de Valladolid. Rodrigo Ucero

Las autoridades decidieron clausurar el espacio. En abril de ese año, Caja Duero compró el inmueble en subasta pública: siete millones de euros. Anunció un proyecto de restauración que nunca se llegó a ejecutar (aunque sí que hizo reparaciones en la cubierta). En noviembre de 2020 (ya como Unicaja), la entidad bancaria llegó a un acuerdo con el Consistorio. El teatro Lope de Vega pasaba a manos del Ayuntamiento, se convertía en teatro municipal. A cambio, en una permuta valorada en dos millones, Unicaja se hacía con una parcela en el Callejón de la Alcoholera reservada para la construcción de viviendas de protección oficial.

Vídeo. Planta baja, la zona noble del teatro. Rodrigo Ucero

«Una operación doblemente satisfactoria para la ciudad», asegura el alcalde, Óscar Puente, quien pasea su mirada por la bombonera del Lope de Vega. No es la primera vez que pisa este escenario. Ya se subió aquí, como actor, para interpretar 'El avaro', de Molière, en la compañía de Juan Antonio Quintana.

«Es un teatro emblemático para la ciudad, el más antiguo de cuantos se conservan (de 1861, el Calderón se edificó tres años después) y recuperarlo para actividades culturales es una gran noticia para Valladolid», afirma el regidor, quien se atreve incluso con una fecha para su apertura. «Estará listo para el año 2024. Ojalá que ya esté en funcionamiento en la temporada 2023-2024». Un horizonte demasiado optimista, tal vez, si se tiene en cuenta que son poco más de dos años por delante y que las obras para la rehabilitación del edificio no han comenzado. De hecho, ni siquiera hay un proyecto de restauración, de rehabilitación, de consolidación del espacio. Tampoco un presupuesto.

Caja Duero proyectó en su día una ambiciosa reforma que valoró en torno a los siete millones de euros. «No se alcanzará esa cifra, será menos», calcula Manuel Saravia, concejal de Planificación y Recursos. «La idea que tenía Caja Duero era vaciar el edificio y reconstruirlo casi por completo. Eso no será necesario. Hay muchos elementos que se pueden conservar. El estado del inmueble es mucho mejor de lo que preveíamos en un principio», indica Saravia. Sobre todo, el teatro en sí, el espacio escénico, que conserva su majestuosidad a pesar de la capa de polvo que el tiempo ha extendido sobre palcos y butacas.

Vídeo. Así es la primera planta del edificio. Rodrigo Ucero

Esta es la parte más valiosa del Lope de Vega. La herradura –el teatro sigue el modelo y la estética italiana– se conserva en un estado «aceptable» que facilitará su restauración. Para llevarla a cabo se ha elegido la fórmula de escuela taller, «con el objetivo de que jóvenes profesionales de la ciudad completen su formación en un proyecto de calado».

A la espera del proyecto final, ya hay una idea clara: habrá una estructura que permita esconder el patio de butacas (hay 348 asientos) cuando sea necesario y que, así, ese espacio quede diáfano y se pueda ocupar por el público de pie durante un concierto o sentado junto a mesitas para representaciones de café teatro. «Queremos que el Lope de Vega tenga su propia personalidad, que ofrezca una programación complementaria a la que tienen el Calderón y el Lava», asegura Puente.

La capacidad total del teatro llega a los 894 espectadores, incluidas los 160 asientos del anfiteatro central de la segunda planta, las 168 plazas del gallinero o las distribuidas en los palcos. Entre estos, destacan los dos reservados de proscenio: enormes y con la barandilla en el mismo escenario.

El Lope de Vega no tiene la amplitud de otros teatros de la época, debido, básicamente, a su situación en el interior de una manzana de edificios. Las molduras, los espejos, las tulipas y la impresionante lámpara central están, después de 15 años de abandono, en un estado esperanzador que aventura una intervención en esta parte central del teatro menos gravosa de lo inicialmente esperado.

Vídeo. Segunda planta del teatro Lope de Vega. Rodrigo Ucero

No es tan halagüeña la situación en la que se encuentran otros puntos del inmueble. Sorprende, por su delicado estado, el acceso principal desde la calle María de Molina. El vestíbulo (en forma de pasaje hacia la sala y que hizo las veces de taquilla, guardarropa, bar y ambigú) ha tenido que ser apuntalado. Aquí la decoración de las paredes se ha levantado hasta casi desaparecer y el techo está desprendido en varios tramos. También habrá que dedicarse a fondo en la zona de camerinos. Son trece habitáculos los que tenían reservados los artistas, sin ventilación, con problemas de humedad, en una situación «lastimosa», según el primer informe municipal.

Estas deficiencias se extienden a la planta baja del cuerpo de servicio que da hacia la calle Veinte deFebrero. Aquí, en su día, estuvo el restaurante Riesgo y hoy presenta un estado «calamitoso». Más fácilmente aprovechable es el mismo espacio de la primera planta, una gran sala rectangular (de 36,10 metros de largo por 7,43 de ancho), con cocina, baños y habitaciones auxiliares, que puede servir como escenario para presentaciones, recepciones, ruedas de prensa o cócteles una vez que el teatro recupere su actividad. Una suerte de salón de los espejos como el que tiene el Calderón.

El Ayuntamiento ha emprendido ya el estudio sobre el estado actual del inmueble.Han retirado falsos techos, picado en varias paredes, dejado a la vista vigas de madera, columnas y elementos estructurales para comprobar, uno por uno, si la humedad o las termitas han hecho de las suyas.

Vídeo. Tercera planta del teatro Lope de Vega. Rodrigo Ucero

Tantos años de dejadez pasan factura, pero el Consistorio –a la espera de un proyecto concreto– no se ha asustado de las primeras observaciones.Las partes más delicadas del inmueble (la sala, el escenario) y las que, por tanto, podrían requerir un gasto más elevado, son las que están en un mejor estado. Habrá, eso sí, que restaurar a fondo otras zonas. Las escaleras, por ejemplo, presentan «deformaciones», sobre todo en los tramos de los pisos superiores. También habrá que intervenir en los pasillos (estrechos, sin decoración, con techos bajos). Hay además muchos cuartos (incluido el de proyección), oficinas y habitaciones cuyo uso final habrá que determinar.

Los presupuestos municipales para 2022 (presentados esta misma semana) ya contemplan inversiones para este proyecto de consolidación de un teatro que forma parte de la historia de Valladolid.

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