Saturnino García: «Efectivamente, en el cine ya no se acuerdan tanto de mí»

–¿De quién o de qué se ríe cuando se viste de 'La pulga'?

–Si inventamos caracteres de los 'bichitos' o insectos, yo creo que la pulga es una traviesa, la más cómica. Tampoco es mi estilo meterme con nadie, aunque mis chistes nunca son inocuos, siempre tienen un fondo. Pero no me sobrepaso, mis shows son de meterme en términos periféricamente filosóficos. Hay tantas formas con las que sacar puntilla... desde el dormir hasta el comer, no solo la política. Si yo me meto con cosas de política, no me meteré políticamente, por que para mi la política está implícita en la persona y tiene orígenes muy lejanos en ella, depende de la educación, por ejemplo, y para hablar del Nilo, tendría que ir a su manantial.

–Ya no le vemos tanto en la pantalla ¿Repudió el cine o ya no se acuerdan tanto de usted?

–Efectivamente, ya no se acuerdan tanto de mí. Pero, últimamente, se me llaman, quiero creer que hay un resurgir. Pequeños papeles he tenido, están ahora en cartelera dos o tres películas en las que tengo un papelito: la de José Luis Cuerda, 'Tiempo después', también otra que se filmó en León y, el año pasado, la de 'Abracadabra'. No estoy completamente desaparecido. Ahora he entrado en 'Cuéntame', no se si haré uno o dos capítulos.

–Pero su gran 'boom' vino con 'Justino: un asesino de la tercera edad', papel que le vino dado por 'Mirindas asesinas', de Álex de la Iglesia ¿Tendría usted un Goya de no ser por él?

–Bueno, no sé... lo tendría igual, si no hubiese sido 'Justino', habría sido otra cosa. No tiene demasiada relación, so pena de que conseguí el papel por referencia de un trabajador de la película de Álex de la Iglesia (risas).

–Vista la situación actual ¿Vería normal que de un momento a otro apareciese algún 'Justino' en el telediario?

–Lo que se ve en la película de Justino es metafórico... bueno, ya no lo sé (risas) ¿Qué apareciese un tío en el telediario matando gente? ¡Si ya está apareciendo! Se ve todos los días algún Justino, pero por causas más groseras. En lo que respecta a la película, Justino quizás se podría haberse expresado mejor en el guión, estamos embargados por los gustos del público, pero yo nunca pensé el personaje como un asesino... nunca lo concebí así. Incluso, yo solía decir que Justino era un filósofo, y quizás eso no se le ocurriese a los guionistas, pero yo sí lo interpreté como tal. Se expuso así porque es una forma de ganar más taquilla.

–Empezó tarde en el mundo del espectáculo ¿De dónde le vino esa vena artística?

–Es, quizás, una pedantería eso que dije alguna vez de que me había metido en el teatro por amor a la cultura. Queda pedante... ¿Amor a la cultura? Sí, tengo, pero como puedes tener tú o cualquier otro ¡No vamos a hacer como esa gente que no lee un libro ni pa' Dios! No es mi caso. Yo me hice actor, en primer lugar, porque es una cosa muy fácil. Otra cosa es que te ganes bien el sustento como actor, pero no es difícil el oficio y es fácil el acceso. Algunos malviven y otros se inflan. Yo tenía poco que perder porque mis principios son totalmente de pueblo, de aldeíta castellana.

–¿Prefiere las tablas o la gran pantalla?

–Yo, primero, odio los tópicos y, segundo, me gusta mucho la objetividad, detesto la subjetividad propia, de pensamiento. Para que me entiendas, a mí me gusta mucho la carne y me gusta mucho el pescado, y no tienen nada que ver el uno con el otro.