El festival de teatro clásico de Olmedo se despidió con dos propuestas vinculadas con Molière ('El avaro', de Atalaya Teatro, y 'Tartufo', con Pepe Viyuela), programadas con motivo del cuarto centenario del nacimiento del autor francés. La versión de 'El avaro' fue magnífica. Iniesta acierta en la adaptación, suprimiendo por ejemplo el personaje de don Anselmo (que maldita falta hacía) y convirtiendo el espectáculo en una fiesta musical.
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Juega con total precisión con una especie de mamparas móviles y convierte su compañía en unos músicos de pueblo que rodean a Harpagón, el avaro, representación de todos los avaros y destructores del mundo:desde los políticos corruptos hasta los bancos, sus ganancias, sus deudas y sus quejas. Es como una sombra, una amenaza en esta especie de fiesta con los temas de los males que origina su conducta. Los actores se mueven con eficacia, desplazando las mamparas y bailando mientras Harpagón, deshecha su familia, se excluye y se va con su dinero hasta Abu Dabi. Así tendría que ser, nos dice Atalaya, excluir de la sociedad esos tipejos. Una forma de hacer vivo un personaje clásico.
Quiero dedicar esta crítica a la actriz que incorpora el protagonista masculino y rendir homenaje a todos los actores y actrices que emprenden la lucha con un teatro noble y creador. Carmen Gallardo hace un Harpagón especial, dominador y victima a la vez. Con sobriedad dentro del tono grotesco del montaje, que podría resumirse en una especie de lucha, el mundo contra el avaro. Gestos y voz, expresión corporal. Harpagón es un pobre hombre en el fondo. La avidez te destruye. Los grandes avaros de hoy no tienen alegría, son los malditos de la sociedad, aunque acumulen millones y posean yates y toda clase de bienes materiales.
'El avaro' Versión y dirección de Ricardo Iniesta. Intérpretes: Carmen Gallardo y Atalaya.
'Tartufo' Versión y dirección: Ernesto Caballero. Intérpretes: Pepe Viyuela y Focus.
'Tartufo' es quizá una de las obras maestras de Molière. ¿Por qué tantas críticas y prohibiciones? Molière no se mete con la moral o las costumbres licenciosas, se mete con 'ellos' y no pueden perdonárselo. La aparición del mensajero del Rey salvador de Orgon es impuesta y falsa. El único detalle negativo de una gran comedia. Si Planchón descubrió una especie de atracción homosexual de Orgon por Tartufo, Adolfo Marsillach hizo una comedia musical apoyada por Fraga en una maniobra contra los tecnócratas, compañeros en un gobierno franquista. Una prueba de actualidad de esta obra, los tartufos, los hipócritas, están en todas partes.
Llegaba a Olmedo la versión de Ernesto Caballero, que en principio planteaba el teatro en el teatro. Comienzo y final de la obra. Algunos momentos de su desarrollo, con la incorporación corporal de Tartufo, siguen esa línea que va perdiéndose. Queda una representación clásica de 'Tartufo' con unos actores muy profesionales, comenzando por Pepe Viyuela, con su rostro contrito por la hipócrita religiosidad y también perverso y duro cuando hace falta. Las dos escenas de la seducción son lo mejor.
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Lleno en la Corrala en esta sesión de clausura, y éxito que no faltó en el desarrollo de un festival –idea de Fernando Urdiales y Germán Vega– que convoca un público numeroso. Consolidación no solo de las representaciones (estudios, publicaciones, clases) que muestran lo vivo de un repertorio, muchos años olvidado y que hoy resurge. Interés y necesidad, dados los tiempos. Los clásicos resucitan en todo el país y Olmedo recoge el guante.
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