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Carreras finales para salir al escenario del Calderón con 'El guardaespaldas'. ALBERTO MINGUEZA
Gira en Valladolid

Lo que no se ve de un musical: así es la trastienda de 'El guardaespaldas'

Dos horas antes de que se alce el telón, el equipo técnico y artístico de la compañía despliega una rutina preparatoria para brillar en el escenario

Víctor Vela

Valladolid

Domingo, 19 de febrero 2023, 00:23

Faltan apenas unos minutos para que se levante el telón y poco puede imaginar el público –que se termina de acomodar, que mira el reloj, que revisa el móvil una vez más– lo que ocurre entre bambalinas, al otro lado del foco, en esta trastienda de camerinos que es puro bullicio cuando todo está a punto de comenzar.

«Cinco minutos y a posiciones, 'babies', que empezamos», anuncia Jaime Simón, regidor de escenario. Y a su llamada se despliega una coreografía tan milimetrada como la que en apenas unos segundos comenzará en el Teatro Calderón.

'El guardaespaldas', después de seis funciones, se despide este domingo de Valladolid para continuar gira por San Sebastián.

«Estamos a punto de empezar, ¿eh?», avisa Jaime. Y las puertas de los camerinos se abren, los bailarines insisten en sus estiramientos, la protagonista se mira al espejo y un batallón de técnicos de luz y sonido, de vestuario y utilería, de maquilladores y peluqueros se afanan en el retoque final. «Venga, a por ello», se escucha. «Vamos, chavales», se animan.

Maquillaje y peluquería en uno de los camerinos del Calderón. ALBERTO MINGUEZA

Y los primeros aplausos del público constatan que el espectáculo se está a punto de descorchar. Suena 'Queen of the night' y hay por delante más de dos horas de 'show'. Pero la velada para los veinte artistas y los 25 técnicos que forman parte de la compañía ha arrancado antes, mucho antes.

La primera función de la jornada es a las seis de la tarde. Dos horas antes, ya hay jaleo en las tripas del Calderón. Sobre el escenario (y detrás de él) un enjambre de sudaderas negras revisa que todo está en perfecto estado de revista.

El público no lo verá desde su asiento, pero el suelo está trufado de pegatinas que indican posiciones, el lugar que deberá ocupar un personaje o un determinado objeto para que la luz lo bañe sin el desvío de un solo milímetro.

En los laterales, están dispuestas las sillas, las mesas, los elementos de atrezzo que se utilizarán a lo largo de la representación. Y nada puede estar fuera de su lugar asignado, porque no encontrarlo a tiempo sería puro veneno.

También el vestuario y las pelucas de actores y bailarines ocupan un espacio determinado, un orden establecido en perchas, burros y armarios. Tenerlo a mano y saber dónde está en todo momento es crucial. A veces, el cambio de vestido se completa en apenas unos segundos. Y no se puede perder tiempo. Solo la protagonista –el personaje de Rachel Marron, que en el cine interpretó Whitney Houston y aquí encarna Luna Manzanares– luce 27 trajes en escena. «¡Es una locura!», dice la actriz.

Cuenta Manzanares que se siente más segura si llega pronto al teatro. «Me gusta tratarlo de tú y no de usted», desvela cuando está a punto de comenzar su rutina preparatoria. «La voz es un músculo y hay que ejercitarlo antes de salir a cantar. Trabajo primero los graves (con 'emes', diciendo 'siii', para poner las vocales delante). Luego paso de voz de pecho a cabeza, hago intervalos de quinta, practico melismas». Y además, una tabla de ejercicios abdominales y de flexibilidad para sentirse ágil en escena.

Calentamiento previo de los bailarines de 'El guardaespaldas'. alberto mingueza

El ejercicio físico se acentúa en el caso del cuerpo de baile. Hora y media antes de la función, Raúl Pardo, coreógrafo asociado, congrega a su equipo en una sala de ensayo del Calderón.

Son cinco bailarines chicos (Mel Álvarez, Christian Escribano, Will Magallanes yTony Borrero, además del propio Raúl)y cinco chicas (Ainhoa González, Ainhoa Planas, Patricia Sánchez, Fany Ruiz y VAnelys Ventura). Han puesto música y suena 'Let's get physical', mientras se suceden los estiramientos, planchas, sentadillas y flexiones para que no haya sustos más tarde en forma de lesión.

«Los bailarines tenemos diez cambios de ropa y debemos de estar en forma para un espectáculo que requiere coreografías de jazz funky de los años 90, pero con toques modernos», indica Raúl.

Mientras el cuerpo de baile sigue con su rutina, al otro lado de la puerta, varios integrantes del equipo técnico dan cuenta de unos sobaos pasiegos con café. Esto es no solo un mecanismo bien engrasado, sino también «una familia», dice el milanés Morris Faccin, director residente y asociado de 'El guardaespaldas', el responsable final de lo que el espectador ve desde el patio de butacas. La primera avanzadilla del equipo llegó a Valladolid el lunes, tres días antes de la primera función. Cada teatro o auditorio es distinto y hay que adecuarse al espacio disponible. Cinco camiones tráiler mueven todos los trajes, escenarios y elementos necesarios para la función.

Colocaión del micrófono para el actor Octavi Pujades. ALBERTO MINGUEZA

Y ahora, todo ese material ocupa los camerinos y las salas aledañas al escenario. Allí, hay barras con prendas de ropa, bustos con pelucas, un espejo gigante, con bombillas alrededor, donde se ha pegado un cartel con los horarios de peluquería y microfonado para cada actor. Allí está sentado, cuando faltan cuarenta minutos para que se levante el telón, Octavi Pujades, el protagonista. Le acaban de poner un 'bodypack' y el cable le recorre la espalda para meterse entre el pelo y que el micrófono asome por la frente.

«Desde la posición del público no se ve y capta mejor el sonido que un micro de diadema al lado de la boca», asegura Morris. Minutos después, por aquí pasará la actriz María Jaraiz, quien interpreta a Nicki, la hermana de la protagonista, antes de ponerse en manos de Leticia Rojas para que le coloque la peluca. Cuenta María (que interpreta en la obra 'Saving all my love for You', 'All I want', a dúo 'Run to you' y el número final de 'I wanna dance with somebody') que ella tiene como rutina, antes de salir a escena, escuchar música de Beyoncé o Lady Gaga, «para meterme en el rollo diva del pop». Ydespués, como sus compañeros, ejercicios de cuerpo y de voz para brillar en un escenario en el que, durante este fin de semana, se representa 'El guardaespaldas' en Valladolid.

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