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El productor de cine, teatro y televisión José Sámano (Santander, 1943) falleció ayer en Madrid a los 76 años, informó a Efe el presidente de la Asociación de Productores y Teatros de Madrid, Jesús Cimarro.
Sámano, de formación licenciado en Derecho, fue el responsable de la adaptación teatral de las novelas de Miguel Delibes. Primero fue con 'Cinco horas con Mario' –en dos versiones, la primera en 1979 conLola Herrera como Menchu Sotillo, en un papel al que la actriz de Las Delicias ha vuelto en septiembre de este año en el teatro Goya de Barcelona, y en 2010, con Natalia Millán interpretando el personaje–. En ambas, con Josefina Molina en la dirección de escena. En 1989 fue el turno de 'Las guerras de nuestros antepasados', con José Sacristán como Pacífico Pérez. A la amistad del escritor y el productor tras estos dos trabajos se sumó entonces la del actor nacido en Chinchón, quien no logró convencer a Delibes para llevar 'Señora de rojo sobre fondo gris' a los escenarios en aquel momento.
Pero casi veinte años después, Sámano y Sacristán cumplieron su propósito y, bajo la dirección teatral del primero y con el segundo en el papel del pintor viudo, estrenaron el montaje en 2018 en San Sebastián de los Reyes; un año después, lo escenifican en el madrileño Bellas Artes hasta noviembre y en octubre de 2020 llegará al Calderón de Valladolid.
El productor cántabro, que llevaba varios días ingresado en un centro hospitalario madrileño, produjo para televisión espacios como 'Más que palabras', 'Queremos saber' o 'De jueves a jueves', que presentaba la que fue su pareja durante 20 años, Mercedes Milá.
Para el cine produjo las películas de Josefina Molina 'Esquilache' y 'Función de noche', la de Félix Rotaeta 'Lo más natural' y con Roger Planchon 'Louis, enfant roo'. Precisamente 'Función de noche' (1981), producida por Sámano y dirigida por Josefina Molina, es deudora de la adaptación teatral de 'Cinco horas con Mario' y del efecto que el rol de Carmen Sotillo, rechazo primero, identificación después, causó en Lola Herrera. Ese paralelismo intérprete-personaje se convirtió en película, pero también en terapia para Lola Herrera, que tuvo la valentía de llevar al cine su peripecia vital acompañada en el reparto por elactor Daniel Dicenta, del que se había separado quince años antes.
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