'La monja alférez', de la academia al escenario, con la firma de Ruiz de Alarcón

Esta nueva atribución forma parte del proyecto de investigación de Germán Vega y Álvaro Cuéllar (ahora en la universidad de Kentucky) en el campo de las humanidades digitales llamado ETSO (Estilometría aplicada al teatro del Siglo de Oro).

Los análisis de estadística léxica mostraron que los usos léxicos de la comedia no correspondían a Juan Pérez de Montalbán, el dramaturgo al que siempre se atribuyó, por estar a su nombre todas las copias antiguas de la obra, sino a Ruiz de Alarcón. A la vista de este dato, los estudios de Germán Vega, con atención a los documentos de la época, las copias conservadas y el estudio a fondo de diferentes aspectos, desde la métrica a los calcos de obras de Alarcón, llevaron a la conclusión de que la obra era del dramaturgo mexicano. Esta investigación fue expuesta también en las Jornadas de Almagro de 2019, dedicadas a México.

Soldado reconocido

La noticia de esta nueva comedia de un escritor del que no se han conservado muchas piezas, y que trataba sobre hechos americanos (la única del autor que lo hace), protagonizados por un personaje que acabó sus días en México, y cuya peripecia humana es especialmente singular, llamaron la atención de una de la Compañía de México, que resucitará un texto del que no se tiene noticia de que se haya representado desde el siglo XVII.

La obra tiene como protagonista a Catalina de Erauso, uno de los personajes más curiosos de la España del Siglo de Oro. Nacida en San Sebastián en 1592, a los cuatro años fue ingresada en un convento, del que escapó a los quince, antes de profesar. Disfrazada de hombre, embarcó rumbo a América en 1607, donde llevó una vida marcada por pendencias y muertes de adversarios.

En Chile luchó contra los araucanos, y su actuación en la batalla de Valdivia le valió ser nombrada alférez. Concepción, Buenos Aires, Tucumán, Potosí, Chuquisaca, Cuzco, fueron marco de sus andanzas. Puesta en trance de muerte, desveló su condición de mujer y de monja. Tras pasar por distintos conventos, regresó a Sevilla en 1624. Su historia circuló profusamente en diferentes crónicas.

Ese mismo año Ruiz de Alarcón debió de escribir la obra que ahora se estrena. Desde Sevilla, cruzó otra vez el Atlántico hacia Nueva España, la actual México. Allí trabajó como arriera. Su muerte se produjo en 1650 en Cotaxtla, no lejos de Taxco, la ciudad donde nació Alarcón.