Moncho Borrajo: «Hoy el poder ya no soporta la crítica y el público tiene la piel demasiado fina»

Borrajo llega con su espectáculo «50 años», que concibió con motivo de su medio siglo de presencia en los escenarios, pero aclara que no es una antología, aunque algo de eso hay. «Hablo de temas de actualidad, pero de vez en cuando introduzco algún elemento o sketch de los que han marcado mi trayectoria».

50 años que no son poca cosa. «En este país sube cualquiera, pero aguantar arriba…madre mía lo que cuesta. Aquí hay que examinarse todos los días», opina. Quizás por eso lamenta que a veces ni siquiera se le reconozca eso. «Después de 50 años te puedo gustar o no, pero no puedes negarme una trayectoria».

En este sentido, no oculta su satisfacción por haber mantenido una excelente relación con los maestros del humor que le precedieron, de cuyo aprecio se enorgullece. «Me he sentido siempre muy respetado por Gila, Tony Leblanc o Tip y Coll. También por Mingote».

Borrajo se considera un artista «silenciado», al que apenas se concede presencia en las televisiones, pero que, pese a ello, logra llenar los teatros con su peculiar estilo humorístico de tipo monologuístico. «Fui pionero en meterme con el público en directo, y también en plantarme sólo en el escenario», asegura.

«Hacer reír no es fácil para nada», asegura Borrajo, quien matiza que él no cuenta «chistes». Concibe el humor como «un arma contra el poderoso y una medicina para el humilde». Quizás por ello no entiende hacer bromas sobre determinados asuntos. «No puedes hacer humor de alguien que viene en una patera, o de las colas del hambre. Es indecente». Del mismo modo, aunque es partidario de la burla y la crítica, defiende «no herir».

«El problema ahora es que el poder no soporta la crítica, y muchos menos que se rían de sus tonterías». Borrajo, que rechaza identificarse como persona de derechas, aunque muchos le coloquen esa etiqueta, es partidario de criticar siempre al poder establecido «sea el que sea», aunque, como en su caso, eso le lleve a no caer simpático a ningún partido. «El cómico no puede tener una dirección política, ni plantear su trabajo como una labor propagandística», asegura el humorista gallego.

A este problema hay que añadir otro, también reciente: «El público tiene la piel demasiado fina». Aunque precisa que el problema es mucho mayor en el entorno de la izquierda: «Tienen la piel muy fina para ellos y muy gruesa para los demás».

Borrajo está convencido de que el humor socarrón y ácido requiere un público inteligente al otro lado. «El humor es un regalo del cerebro y, si tu cerebro no te lo regala, yo no tengo la culpa», bromea. «Estamos en una época de mediocridad donde todo vale, y nada de lo realmente valioso se defiende».