El autor dice en el programa de mano que su obra acoge otras obras y los estilos de la escritura son cinematográficos, teatrales y literarios. Una especie de bosque con muchos personajes y muchas historias en las que el mundo artístico y el familiar de ... Remón están ampliamente representados.
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Titulo mi crónica minimalismo. El texto y la puesta en escena responden, es mi opinión, a esa estética. La obra, intrincada y compleja, casi todo ella con escenas de dos personajes, además de tres monólogos. Diálogos tensos que a veces duran demasiado. Es un audaz esfuerzo y desde luego supone una novedad, aunque su fuerza dramatúrgica es más bien leve.
En la puesta en escena la diferenciación de los lenguajes se basa en los actores. La escenografía es un espacio de dos alturas, el de arriba amueblado, el de abajo vacío que se llena de cachivaches, una guitarra eléctrica, objetos de un bar que sirve para la escena del cierre en la que están los cuatro intérpretes. Javier Cámara y Marina Salas concluyen su relación con un fuerte abrazo.
Cuatro actores que luchan contra la multiplicidad de sus personajes que cambian constantemente. Son buenos profesionales y vencen los obstáculos de una manera preponderantemente estática, con el manejo de las manos como signo corporal. Asumen el reto y salen airosos.
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Espectáculo difícil que el público, atento como siempre, aplaudió al final. Pablo Remón es un hombre de teatro. Disponer del programa de la función con el reparto completo y diversificado fue un buen detalle del coliseo.
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