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Montaje de 'El castillo de Lindabridis', representada por Nao d'amores y la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Pío Baruque
Opinión

Ana Zamora y el castillo ambulante de Lindabridis

La directora Premio Nacional de Teatro muestra en Olmedo Clásico que conserva la esencia de Nao d'Amores, con una puesta en escena que pone la palabra en primer plano y una cuidada composición musical

María Hernández

Lunes, 22 de julio 2024, 16:44

Los amantes del teatro del Siglo de Oro nos reunimos la noche del pasado domingo en Olmedo para presenciar una de las obras más esperadas de esta temporada. Nao d'amores, una compañía habitual del festival, llevaba a escena, junto a la Compañía Nacional de ... Teatro Clásico, 'El castillo de Lindabridis', y los espectadores aguardábamos, con deliciosa intriga, el comienzo de la representación. ¡Y no era para menos! Después de más de veinte años de sobresaliente trayectoria, la compañía, especializada en teatro renacentista y medieval, se atrevía por primera vez con una obra barroca. Además, se trata del primer proyecto de Ana Zamora tras haber recibido el Premio Nacional de Teatro y su primer montaje sin Alicia Lázaro. Con estos ingredientes, la expectación estaba servida.

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  • 'El castillo de Lindabridis', de Calderón de la Barca. Dirección: Ana Zamora.

    Asesor de verso: Vicente Fuentes.
    Arreglos y dirección musical: Miguel Ángel López y María Alejandra Saturno.
    Vestuario: Deborah Macías.
    Escenografía: Cecilia Molano y David Faraco. 
    Iluminación: Miguel Ángel Camacho.
    Coreografía: Javier García Ávila.
    Reparto:
    Miguel Ángel Amor, Mikel Arostegui, Alfonso Barreno, Alba Fresno, Inés González, Paula Iwasaki, Alejandro Pau, Isabel Zamora.

Esta comedia cortesana de Calderón relata la historia de la princesa Lindabridis, quien, para hacerse con el gobierno de Tartaria, debe encontrar a un caballero capaz de enfrentarse a su hermano y derrotarlo. Con esta intención, la princesa se embarca en una apasionante aventura a bordo de un castillo ambulante. En tierras desconocidas, encuentra personajes tan profundamente calderonianos como Claridiana, quien se hace pasar por hombre para restaurar su honor, o el Fauno, bestia y humano a un tiempo, que nos recuerda a Segismundo.

Zamora ha conservado, en este nuevo y esperado comienzo, la esencia de la compañía: una escenografía sencilla aunque compleja, un minucioso cuidado en la composición de la música y una puesta en escena que pone la palabra en primer plano. Un trabajo elegante y una actuación excelente por parte de todo el elenco que nos demostraron, una vez más, que Nao d'Amores presta atención a cada detalle para conseguir un resultado del más alto nivel.

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