Géneros

Antes el teatro era más previsible. Se agrupaba en géneros más allá de los clásicos comedia y tragedia. Eran numerosos y fáciles. Un escritor los rompió, Valle Inclán. Hoy se buscan nuevos lenguajes, centros de enseñanza actoral, repartos cortos, temas sacados del cine, del libro, de los periódicos. Existe escasa imaginación de autores (excepciones como Mayorga o Sanzol, por ejemplo) y problemas económicos y en contraste muchas representaciones.

'La función que sale mal' pertenece a la antigua etapa de género 'juguete cómico', dinámico, de reparto amplio, y muy representado (incluso en la primera Escuela de Arte Dramático sirvió la obra como espectáculo de fin de curso), llevado al cine '¡Que ruina de función!', con Michael Caine. Ahora llega renovado pero siempre desde su esquema inicial.

La puesta en escena acentúa por un lado lo cómico y hace más importante la obra que se representa que el conjunto de torpezas escénicas que frustran la función. Al final todo se destruye pero más por accidente que por la mano torpe del hombre. Pantomima con competentes actores y complicidad (excesiva) con los espectadores a los que arrancan muchos aplausos. El ritmo se sustituye por la atmósfera y el guiño y el público se lo pasa bien. Una opción discutible pero que en el repleto Calderón funcionó.

Volvamos a los géneros. Esta obra ¿tenía otra visión? Todas las obras teatrales la tienen. A lo mejor el fracaso teatral puede ser examinado por otros parámetros más dramáticos y complejos. Estamos en Fiestas y lo cómico era lo que procedía y el público lo demandaba. El 'juguete cómico' es para estas ocasiones. Personalmente prefiero otro género más profundo pero quien manda manda y la risa es magnífica medicina para la salud física y psicológica.