De la danza y el gesto

Es una historia de amor. Se encuentran a lo largo del espectáculo, se separan, se vuelven a juntar. Forman parte de la danza los diversos objetos, máscaras de mono, plancha en los pies, una silla, etc. Son unas danzas cortas, caprichos de técnicas paralelas. Esta unión de la pareja termina firme, acostados en el sofá.

Efectivamente el flamenco está detrás, con el zapateado elevado a lo máximo al final, y los gestos propios del género, pero también hay muchos otros unidos a otras formas. En la casi hora y media de duración la variedad es grande y es un esfuerzo físico encomiable. La pareja asume, con el acompañamiento musical, esta prueba.

Javier Barón y Rosario Toldo parten del flamenco y su multiplicación. Tienen una magnífica condición física y han entendido el desafío de hacer un ballet de cámara diferente y rico. Unir a Goya y lo contemporáneo es un reto nada fácil, pero ha saldo a satisfacción en este intento de renovación. El público llenó como siempre y aplaudió durante toda la representación y largamente al final del espectáculo.