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De la fantasmal Celama a la reivindicativa Zalamea, el verano de Teatro CorsarioTeatro Corsario ha elegido la España interior para pasar el verano. Viajan de Celama (León) a Zalamea (Badajoz) por una simbólica Ruta de la Plata que conecta el imaginario de Luis Mateo Díez con el naturalismo histórico de Calderón. La compañía vallisoletana abre la Feria ... de Castilla y León con 'Retorno a Celama' y a finales de septiembre estrena en el Calderón 'El alcalde de Zalamea', la obra que inauguró el coliseo vallisoletano.
Entre las «marcas de la casa», entre las señas de identidad de Corsario está el respeto al texto, aún en sus versiones, y la forma de decir el verso. A lo primero hay que aludir en esta segunda 'Celama'. Hace veinte años que Fernando Urdiales y Luis Mateo Díez llevaron la Comarca que el leonés desplegó en tres libros al escenario. «No entraba en nuestros planes volver a 'Celama'. Nos llegó una petición de la profesora Ángeles Encinar, hacer unos minutos de aquel montaje en el homenaje que preparaban al escritor en el Instituto Cervantes de Madrid por su 80 cumpleaños», explica el director de Corsario, Jesús Peña.
«Ahora se trataba de llevar ese espectáculo a una versión más sencilla, del original de 14 actores se pasa a cuatro. Eso nos hizo revisar el montaje original, decidir qué debía permanecer y qué podía dejarse fuera. Entonces nos dimos cuenta de que nos gustaba ese formato y pasamos de hacer unos minutos a escribir otra versión, 'Retorno a Celama'». Se trata de una Celama «esencial» a la que dio su aprobación Luis Mateo, quien la calificó de «más moderna». Los cuatro actores –Carlos Pinedo, Clara Parada, Teresa Lázaro y Jesús Peña–, encarnan alguna decena de personajes que cambian de registro delante del público, con ligeras transformaciones en su atuendo. Quizá el martes, en el estreno en el Teatro Fernando Arrabal, entre el público esté el propio autor, Luis Mateo, quien también volvió a esta Ciudad de sombra para publicar 'Celama (un recuento)' (Alfaguara).
Corsario ha sido compañía residente del Teatro Calderón de Valladolid y con él ha contado en la coproducción de 'El alcalde de Zalamea', drama que recrea el telón de su escenario. Será el sexto 'calderón' de la compañía. «Hemos ido revisando su obra. En ocasiones textos menos conocidos que hacía siglos no se
presentaban como 'Las visiones de la muerte. Mojiganga'. Entre las más conocidas, 'El gran teatro del mundo', 'La vida es sueño', 'El médico de su honra', y ya tocaba esta. Por fin teníamos los actores adecuados».
Peña recogió el testigo de Urdiales también en su forma de afrontar a los clásicos. «Siempre hacía su versión. Nos caracteriza el respeto por el autor y el texto además de la forma de decir el verso de una manera muy matemática, llena de normas que hay que cumplir. Siempre destacan eso de nosotros», afirma su director.
El tiempo y la atención del público del sigloXXI no cursa de igual manera que el delXVII. La comedia original les resultaba demasiado larga para los estándares actuales. «Por eso me he centrado en la acción principal y he descartado las historias secundarias. La trama es una violación y ahí ponemos el foco. Si consigues que la versión esté bien hecha, el espectador se concentra más en la historia».
Peña considera que Corsario «no es una compañía ni ortodoxa ni heterodoxa. No somos el colmo de la modernidad, pero tampoco arqueológicos. Si volvemos al pasado es porque puede tener interés hoy. Yno me refiero al discurso moral o social que puede tener el trasfondo y llevarlo a mi terreno. No es aceptable transformar la idea del autor en algo que sirve a tus intereses por lícitos que estos sean», continúa. «Ponemos el acento en Tirso, Lope, Calderón porque eso nos parece interesante pero no cambiamos su discurso. No hemos elegido 'El alcalde de Zalamea' porque el acoso sexual esté de rabiosa actualidad. Queremos verlo con los ojos del autor. Calderón da su visión sobre esa historia en el sigloXVII. En Zalamea asistimos a una violación y la solución que propone Pedro Crespo, el padre hidalgo, es casar a la víctima con su violador (un capitán) y por su parte, la hija, pide que la maten porque era un problema para la honorabilidad de su familia. Esa era la respuesta en el barroco».
Por todo ello, «no lo llevo hacia lo que hoy consideramos ético o justo. Me atengo a lo que el autor plantea, si transformas el original, la labor cultural que nos compete se queda en manipulación. El espectador que no ha leído a Calderón podría creer que el autor lo ve de esa manera cuando es testimonio de su tiempo. No hay un alegato feminista porque no existía el feminismo entonces, pero sí plantea el problema y ve a la mujer como víctima de una sociedad machista», concluye Jesús Peña.
Corsario fue homenajeado por sus 40 años de historia en Olmedo Clásico donde se planteó recuperar su mítico montaje 'Pasión'. Peña recuerda que es el espectáculo «reivindicada por todo el espectro político». Unanimidad casi milagrosa.
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