Corsario desvela a alumnos de la Escuela de Arte el embrujo del teatro clásico

«Se quedan con lo esencial y saben distinguir, de ahí la importancia de las campañas escolares para acercar el teatro al público infantil y juvenil», apostilla Ana Quintas, directora de la Escuela de Arte.

Entre los asistentes a las sesiones de Corsario hubo sesenta alumnos que cursan primero y segundo del Bachillerato de Música y Artes Escénicas en la Escuela de Arte. Ayer mantuvieron en las aulas del centro ubicado en el barrio de la Rondilla un encuentro con tres integrantes de la compañía vallisoletana: su director, Jesús Peña, y los actores Carlos Pinedo y Blanca Izquierdo. «En Corsario adaptamos la obra clásica, no es pura en el sentido de que todos los versos de Calderón de la Barca estén ahí;las partes que entendemos que son menos interesantes para el público actual se suprimen sin que afecte al conjunto».

Recordó Jesús Peña cómo Corsario en sus inicios en los años ochenta apostaba por hacer obras «rompedoras, agresivas» en un momento, dijo, «en el que no había demasiada preocupación por el público». «Teníamos buenas críticas, pero el público en general no respondía, así que de repente decidimos empezar a hacer obras del pasado, que tuvieran cuatro o cinco siglos, y ahí se abrió una puerta a los espectadores, a los festivales y a ámbitos internacionales de la mano del teatro clásico, con los títeres para adultos...».

Al frente de una compañía que ha subido a los escenarios hasta siete obras de Calderón de la Barca, Peña relató cómo el teatro del Siglo de Oro ha ido conquistando audiencia. La simbología de elementos empleados en 'El alcalde de Zalamea' o las razones por las que se apuesta por escenarios más desnudos que en los años iniciales de Corsario –donde los tráileres cargados de equipación eran seña de identidad en cada montaje– coparon parte del diálogo. Boquiabiertos quedaron los alumnos cuando Blanca Izquierdo y Carlos Pinedo se animaron con la interpretación de un pasaje de 'Traidor, inconfeso y mártir', de Zorrilla.

Tampoco faltaron los consejos a quienes un día podrían subir a las tablas. «Cada vez que nos preguntan sobre dedicarse a esto, no suelo animar mucho. Tampoco les digo que no lo hagan, pero no les puedo ilusionar cuando el 90% de esta profesión está en paro». Más animosa se mostró Blanca Izquierdo: «Yo les animo porque en la vida hay que buscar lo que a uno le hace feliz; a veces no es lo que uno cree en un principio y te va a llevar a otras cosas, pero lo bueno es tener inquietudes, en mi caso la ilustración, el circo, bailar.... siempre he ido encontrando mi camino dentro de lo que a mí me gusta. Y he tenido la suerte de tener una compañía como Corsario, que apoya a las personas en todas las circunstancias, porque yo he sido mamá y me han ayudado mucho a la hora de los ensayos, de conciliar, algo muy importante que no todo el mundo hace».

La charla concluía a medida que la experiencia de los 'corsarios' alumbraba rincones inéditos en el aprendizaje de las artes escénicas para un alumnado que no escatimó aplausos.