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fernando herrero
Valladolid
Lunes, 13 de diciembre 2021, 13:23
Un montaje institucional. Más de tres horas y cuarto de duración, diez actores, escenografía sumaria con tres pantallas y unas sillas que cuentan, de forma bastante completa, la famosa novela de Isabel Allende. Es una costumbre adaptar novelas y películas al teatro. La cosa ... es más fácil, porque no hay que inventar personajes ni situaciones. El resultado es que la esencia teatral del conflicto queda subordinada a la narratividad de los hechos. En mi opinión, esto desmerece la verdadera fuerza del arte escénico.
A parte de esta cuestión, muy importante, nada hay que reprochar al espectáculo que vimos el sábado en el Teatro Calderón, que funcionaba perfectamente, tanto por la imaginativa escenografía, que variaba según las circunstancias, como la puesta en escena, cuidadosa, de Carme Portaceli, y la muy buen interpretación de los actores, alguno de ellos interpretando varios personajes.
La fuerza de la novela se trasladó al escenario y todos recordamos el momento en que la leímos.
Adaptación: Anna María Ricart.
Escenografía: Paco Azorín
Intérpretes: Jordi Collet, Inma Cuevas, Carmen Conesa.
Dirección: Carmen Partaceli.
Creo, no obstante, que los sucesos terribles que ocurrieron después del golpe de estado de Pinochet fueron más fuertes, incluso, que los que narró Isabel Allende. Por ejemplo, que Alba no sea asesinada no correspondía a la realidad de los sangrientos sucesos, y un punto de esperanza que no hubo, refleja el final de la obra. La novela está contada por Esteban, un conservador culpable, y por Alba al final. Trata de dos historias, una familiar y una política. Chile se encuentra hoy en una disyuntiva entre un posible gobierno de izquierda y otro de ultraderecha, por ello es importante acercarnos hoy a ese país que pudiéramos llamar hermano.
Los sucesos que afectan a estas familias, abuela, hija y nieta, son trascendentales y marcaron una época histórica. Las proyecciones lo indican, y el movimiento de las sillas, que forman una especie de detritus después de la batalla, lo ratifican. Una magnífica interpretación, sobre todo de Carmen Conesa y de Jordi Collet en incorporación de Esteban, en ese conflicto que la novela mostraba y que el teatro ha intentado sustituir con sus propias técnicas. Muchísimos aplausos para todos.
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