Boadella: «La mitad de lo que hay en el Reina Sofía hoy no valdrá nada en 50 años»

Paradoja fue una palabra recurrente en las intervenciones del Niño de Elche, un creador que retorna con frecuencia a las fuentes entre las que para él esta el Museo Nacional de Escultura, donde recientemente grabó parte de un documental. «La provocación contiene la paradoja de que es motor creativo y a la vez la militancia termina siendo limitancia. La polémica la acaban estableciendo los medios y los políticos, no tanto los artistas». Rodrigo, calificado de «transgresor», se considera a sí mismo «complaciente» y expuso el caso de Albert Pla «para mí conciliador y empático. En Gijón se le canceló un espectáculo por un titular en 'La Nueva España'. El escándalo no lo provocó él, que sí tiende a ponerse en el lugar de los outsiders sociales para cantar desde ahí».

Por su parte, el mayor del trío, Albert Boadella comentó cómo se metió «en líos»: «Quería ser diplomático pero mis padres consideraron que era una carrera cara y de ahí al teatro. Fui a la Escuela de Estrasburgo, tenía ganas de aplauso y exhibición. Un día escribí una obra sobre la ejecución en 1974 de un polaco tras un juicio de guerra, junto a Antich, y fui a la cárcel.Después intenté lucirme de nuevo pero la sociedad me pedía volver al ataque.Era una situación cómoda, la necesidad de la gente procuró que en vez de volver a pensar ese mi yo obsesivo –problema de los artistas actuales–, en vez de hacer terapia de artista, debía hacer terapia de público». Y a tratar estas «neuras» dedicó su vida hasta hace 10 años que dejó Els Joglars para retomar sus intereses; la música y la ópera.

En cuanto a la libertad de creación, Paco Contreras, el Niño de Elche, prefirió hablar de «liberación a través del arte» ya que la palabra libertad se ha convertido en un «eslogan». Por su parte Rodrigo Cuevas recordó las posibilidades del «bufón», «entrar en la corte y decir cosas al rey, reírse de los tabúes», aunque ahora ese trabajo está en permanente juicio en «las redes sociales».

Boadella recordó los 14 años que hizo teatro con la censura y, sin embargo, «el público podía leer entre líneas, nos acostumbramos a un lenguaje simbólico. En democracia la libertad existe sobre el papel. Pero vivimos en un fenómeno de alto riesgo que son los juicios paralelos de las redes, donde te pueden crucificar» y después los programadores toman medidas. Y es que para el director catalán «las artes escénicas están en manos de los gestores públicos. Si queremos una relación limpia, el público ha de pagar mi fiesta, es el que decide. Si no, caemos en otras formas de censura». Boadella afirmó que el arte contemporáneo no debe romper su vínculo con el público y tomando como ejemplo las artes plásticas recordó que ahora «se parecen a las reliquias, que durante tres siglos fueron coleccionadas y hoy no valen nada. La mitad de lo que hay hoy en el Museo Reina Sofía no valdrán dentro de medio siglo».

El debate que cerró el V Foro de la Cultura y tuvo como lema '¿Quién cuida al cuidador'. La presencia de Alfredo Corell, Margarita del Val y Mariano Esteban provocó una pequeña concentración de militantes antivacunas frente al Calderón.

La necesidad de retener el talento joven para evitar que se pierda la inversión, de impulsar un tejido empresarial que desarrolle los avances o la incorporación de la mujer a puestos de responsabilidad en la investigación han sido algunas de las reivindicaciones de los científicos participantes.