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Si nos atenemos a los precedentes es garantía de éxito que una mujer se meta en la piel de alguno de los personajes masculinos de referencia de nuestros clásicos. Sucedió con Blanca Portillo y el Segismundo que dirigió Helena Pimenta, y también con Nuria Espert en el Rey Lear que apadrinó Lluís Pasqual. Las dos salieron por la puerta grande y ahora es Carmen Gallardo la que persigue el mismo camino en los pantalones del monarca más pérfido de Shakespeare.
Es la compañía Atalaya la que está detrás de esta nueva versión del 'Rey Lear', y su estreno absoluto se representa esta noche en el Palacio del Caballero (23:00 horas) después de 130 ensayos y un camino recorrido con pies de plomo, según reconoce su director Ricardo Iniesta. «Es de lo más potente que ha hecho Atalaya en sus 35 años, y eso tiene mucho que ver con el texto, que para mí es lo más grande del teatro universal. Nos ha puesto un listón muy alto porque no es un texto que se pueda hacer de cualquier manera. Shakespeare pone a los actores y a los directores en su sitio, y hay equipos que se vienen abajo con sus textos», reconoce el director de la compañía andaluza, que ya pasó por el festival de Olmedo en años anteriores con otro Shakespeare, 'Ricardo III', además de 'La Celestina' –con un Carmen Gallardo estelar–.
Curiosamente fue una enfermedad la que facilitó que el personaje de Lear acabara en manos de Gallardo. «Fue accidental que lo hiciera ella porque iba ser un actor el que lo iba a encarar, pero este actor tuvo un problema de salud y se lo encargué a Carmen. Y nunca mejor dicho lo de no hay mal que por bien no vega, porque él no hubiera alcanzado la fragilidad extrema y la tremenda capacidad de emoción que tiene Carmen Gallardo en escena. Es algo que he visto poquitas veces», asegura Iniesta sobre un personaje que antes ya visitaron Glenda Jackson o la propia Nuria Espert.
Atalaya ya visitó este curso el LAVA con 'Así que pasen cinco años' de Lorca, precisamente la obra con la que inició su andadura como compañía allá por 1986.
Veintitrés espectáculos después, Ricardo Iniesta tenía claro cuál tenía que ser el siguiente reto de la compañía, Premio Nacional de Teatro en 2008. «Hacía tiempo que quería hacer 'Rey Lear' pero he tenido que esperar a que los actores tuvieran una madurez, además de una edad creíble para los personajes. Visto con perspectiva, creo que todos los montajes nos han servido de aprendizaje para llegar a este Everest», apunta.
Un texto que llegó a estar proscrito por ser crítico con el poder y que para muchos no resiste comparación, ni siquiera con Hamlet o Macbeth. «Para mí está por encima como lo está el Réquiem de Mozart de Bach o de Vivaldi. Es la Capilla Sixtina del teatro. Sí es verdad que los demás textos no están a la altura de éste, el Humanismo que desprende y el tratamiento humanista de sus personajes no tiene comparación posible por muchos motivos. La empatía social de los personajes, el análisis de la crudeza del comportamiento del ser humano,... De hecho hasta Auschwitz, año 1945, cuando termina el genocidio nazi, nadie se atrevía a llevar a escena este texto en toda su dimensión», concluye Iniesta, quejoso por la decisión de Almagro de no incluir este año textos de autores no españoles. «No estamos de acuerdo porque se queda el autor más grande de todos los tiempos por haber nacido en Inglaterra. Privar a la gente de Shakespeare es una barbaridad», se lamenta.
ricardo iniesta, director de atalaya
«Es lo que sucede con las personas que llegan nuevas a un festival y quiere dejar su impronta. Pero el tiempo cambiará de director y volverán las cosas a su cauce porque directores de Almagro ha habido muchos», añade a su queja.
Sobre la salud de la compañía en su 35 cumpleaños, Iniesta asegura satisfecho que el relevo generacional es su gran tesoro. «Con 'Rey Lear' se juntan cuatro generaciones. Está Carmen Gallardo, cofundadora del grupo en el año 83, hay otros actores de mediados-finales de los 90, también hay que han entrado en la primera década del año 2000 y otros que llevan poquito tiempo en Atalaya. Esa mezcla de experiencia y veteranía por un lado con la ilusión y la energía de los otros da un buen resultado», afirma, sobre un grupo que vivió su punto de inflexión en 2001 con la representación de 'El Público', de Lorca. «Sí, porque 'El Público' marcó mucho el teatro bajo la arena, ese teatro subterráneo, peligroso y tenebroso que se ha quedado muy marcado en nuestro ADN», admite.
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