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Anabel Alonso en su caracterización como La Celestina, en la versión de Eduardo Galán.

Anabel Alonso: «La Celestina es una puesta de largo tras cuarenta años de carrera»

La actriz interpreta este sábado en Olmedo Clásico una versión de la obra de Fernando de Rojas que humaniza a su protagonista y no la ve como «la mala»

Sábado, 29 de julio 2023, 00:23

No es el drama un género ajeno a la actriz Anabel Alonso, aunque ha cimentado su popularidad fundamentalmente en la comedia. Pero, casi con certeza, la Celestina es el primer gran papel no humorístico de su trayectoria. «Es como una puesta de largo para mí, ... tras cuarenta años de carrera», explica la actriz. La obra de Fernando de Rojas podrá verse hoy en Olmedo en una nueva versión de Eduardo Galán que humaniza a su protagonista. Será a las 23 horas en la Corrala del Palacio del Caballero.

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La gran novedad de esta Celestina es que está contada desde el punto de vista de la protagonista «algo que hasta ahora no había visto en un escenario», explica Galán. Según la visión de Anabel Alonso, «aunque se la suele presentar como la mala de la película ella no lo es en absoluto». Su interpretación humaniza a la vieja enredadora, haciéndola más comprensible y alejada del tópico.

«Es un grandísimo regalo este personaje, que es uno de los tres que la literatura española ha aportado a la universal, con El Quijote y Don Juan. Es un sueño», explica la actriz.

Como es sabido, la historia cuenta cómo Calixto se enamora perdidamente de Melibea y, al no ser correspondido en un primer momento, recurre a los ardides de la celestina para convencer a la joven, que acaba cayendo en sus brazos. Con todo, la historia final concluye en tragedia, pues el objetivo último de estas obras era moralizante y buscaba mostrar que los amores ilícitos estaban condenados al fracaso.

Anabel Alonso ha descubierto en la Celestina «una grandísima actriz que se adapta al que tiene delante en cada momento y le da cada uno lo que quiere». Algo que no se consigue sin dotes de persuasión. «Tiene que ser una mujer que seduzca, encantadora, porque todos le hacen caso». Además, la actriz la ve como «una mujer muy vital, muy independiente y dueña de sí misma, a la que le gustan la vida, la juventud y el disfrute». Pero, por si fuera poco, «es la única de la función que cumple con su palabra en el trabajo que le encomiendan. Los demás no son tan honestos como ella y, de hecho, es traicionada», añade la intérprete. «Sólo cumple con su trabajo y lo hace muy bien». Una frase resume bien su actitud moral: «A quien no me llama, no le busco».

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La célebre actriz cree que todo esto está en la obra, pero que hasta ahora no se ha presentado el personaje desde este punto de vista porque se ha preferido verla como mala. Otro ejemplo: en realidad el amor de Calixto y Melibea no es tan romántico, pues es más bien fuego carnal y deseo. «No tienen ninguna intención de casarse, van por otros derroteros», explica.

Con todo, esta versión de la obra de Fernando de Rojas no llega a tanto como para poder ser considerada luminosa. «Es menos oscura que otras interpretaciones anteriores y no es tan tenebrosa, pero tanto como luminosa yo no diría». Entre otras razones, explica Anabel Alonso, «porque la época en la que transcurre tampoco da para mucha luz». Eso sí, la actriz ha incorporado a su interpretación alguna pincelada de humor.

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Por lo demás, la versión de Eduardo Galán, y que dirige Antonio Castro, actualiza el lenguaje original de la obra, aunque se esfuerza por mantener el aroma de lo antiguo. La historia ha tenido que condensarse para encajar en 100 minutos de representación y cuenta con seis actores en escenas, tres de los cuales se desdoblan en dos personajes en la función.

La escenografía tiene un aspecto industrial, y está basada en módulos con celosías de metal que pueden ir moviéndose según transcurre la acción para recrear las distintas localizaciones.

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