La Academia de Artes Escénicas se celebra a sí misma en una gala deslucida por las ausencias

La Academia, que preside desde hace tres años, nació hace diez para «defender la dignidad de los profesionales» y los premios son una manera de reconocerse a sí mismos. Los de ayer eran las medallas de oro y los académicos de honor que fueron desgranando Astrid Jones, «actriz racializada» y Rafa Sánchez «programador de teatro en español en Nueva York». Descentralizar la labor de la Academia, celebrando sus encuentros fuera de Madrid, e internacionalizar el teatro nacional son dos objetivos de su dirección.

El alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, destacó el compromiso de la ciudad con las artes escénicas, por su público y sus artistas, entre los que citó intérpretes como Lola Herrara, Fernando Cayo, Concha Velasco o Emilio Laguna, por sus dramaturgos como Zorrilla, Delibes y Alonso de Santos, compañías como Teatro Corsario y festivales como Olmedo y el FETAL. Fue Carnero quien recogió el primer premio que reconocía al propio escenario que les acogió, el Teatro Calderón. La ausencia de su director, Chema Viteri, no fue excusada.

El cónsul honorario de México en Castilla y León agradeció el premio al Palacio de Bellas Artes, en Ciudad de México, la siguiente institución galardonada.

La compañía andaluza La Zaranda no pudo acudir a recoger su distinción, que en su nombre hizo lo propio Eduardo Vasco. Si compareció la alcaldesa de Avilés para agradecer la Medalla al Teatro Palacio Valdés. Mariví Monteserin recordó que ese coliseo se salvó «gracias a la democracia, gracias a la política y, luego, gracias a la programación y sus directores que le han llevado a ser donde estrenan las compañías nacionales».

El director Lluís Pasqual dio la primera pincelada teatral de la noche con una divertida anécdota en torno a su nombre y la matanza de judíos en las semanas santas de su niñez en Reus, relacionada con su amigo Ferruccio Soleri. A sus 95 años el 'arlequino' italiano declinó la invitación tras haber venido en noviembre.

La siguiente voz teatral fue José Sanchis Sinisterra que agradeció ser académico de honor reconociendo que el teatro es «el río de tres orillas que me ha llevado por la vida: la de la pedagogía, la escritura y la dirección. Gracias a esta última he podido cultivar la concepción del teatro como un engranaje de seres que compartimos esperanzas y lamentos». La emoción hizo peligrar su noche, fue atendido por el equipo médico pero no pasó de susto.

Emilio Sosa, niño emigrante dominicano que aterrizo en Nueva York, es hoy responsable del vestuario de los musicales de Broadway y director de los Premios Tony. Celebró su premio recordando que sus padres y se congratuló por poder usar su «lengua natal», el español. Recordó que «esta carrera necesita amor, el dinero viene algunas veces. Por cinco minutos de estrellato, hay 30 años de trabajo».

Un problema personal impidió a Maribel Verdú acudir a recoger su distinción, pero envió un vídeo en el que hizo un emotivo recorrido por su carrera y los regalos profesionales y afectivos que recibió del teatro. Jesús Cimarro, que precedió a Cayetana en la presidencia de la Academia, también fue distinguido y aprovechó su discurso para explicar lo que costó sacar adelante la institución. «Las artes escénicas son empleo, economía y cultura», y dirigiéndose a los políticos les pidió «cuídenoslas».

Un negocio brillantemente gestionado es lo que parece el Teatro del Soho CaixaBank de Málaga pero quien reabrió el Alameda, Antonio Banderas, corrigió, «es todo menos un negocio». El malagueño rememoró su pasó por el Calderón como actor y por ese escenario para recibir espigas en la Seminci. «Mi vida cambió el 25 de enero de 2017, fue como si me pusieran gafas y vi lo importante de mi vida, mi hija, mis amigos y mi vocación, que siempre fue actuar en el espacio mágico, abstracto e impreciso que es el teatro. Entonces quise vivir la experiencia del éxito que para mi es hacer lo que quieres con quien quieres. El teatro es para mí el gran refugio, puede que tengamos verdades diferentes entre los que lo hacemos pero hay una verdad objetiva; un grupo de personas frente a otro y algo distinto que ocurre cada día». El Teatre Romea de Barcelona, que ahora dirige José María Pou, así como el rebautizado Festival Iberoamericano del Siglo de Oro de la CAM. Clásicos en Alcalá de Henares agradecieron su galardón.

El Mago Pop, Antonio Díaz, optó por comprarse un teatro para tener «un lugar donde ensayar». Le gustan tanto las tablas que ha hecho de ellas el lugar de su magia internacionalmente aplaudida. El ilusionista, la bailarina Lucía Lacarra y la cantante Ainhoa Arteta dieron voz a otras artes escénicas.

El ministro Urtasun aplaudió la colaboración con la Academia en la Ley de Enseñanzas Artísticas, la Unidad de Prevención de Violencias en el sector y en el Estatuto del Artista. Guillén Cuervo recordó que el próximo 12 de mayo celebrarán los Premios Talía en Madrid, y Castilla y León será reconocida con el premio extraordinario a comunidad autónoma comprometida con las artes escénicas, en lo que sonó a un quid pro quo.