Valladolid será sede de 'Prostíbulo poético': «Pagar por escuchar poesía es revolucionario»

Una madame, acompañada por seis chicas de espaldas, recibe al público en el Prostíbulo poético, una singular iniciativa con la que el centro 11 Filas celebró el sábado su tercer aniversario. El nombre del espectáculo invita a pensar en sexo y lujuria, pero los asistentes solo encontrarán sensualidad y, en todo caso, un poco de pornografía sentimental, pues lo que las chicas ofrecen es un estallido de visceralidad poética. Poemas a medio camino entre el confesionalismo y la invención, sin frenos ni pudores. Todas las chicas (entre ellas, dos varones) hablan de sí mismas, pero como la madame del espectáculo, Sonia Barba, aclara a su público, no se exige que las historiadas sean verdaderas, tan sólo que sean seductoras. Y si son falsas, que sean mentiras bien contadas.

La apelación al prostíbulo tiene todo el sentido, sólo que aquí lo que se pone a la venta no son cuerpos sexuados, sino poemas encarnados. La madame oficia de maestra de ceremonias y va dando paso a las chicas, y a sus versos, para que los clientes -medio centenar de personas, mayoritariamente mujeres- decidan quién o quienes son sus favoritas y se lancen luego a un vis a vis. Encuentros íntimos en los que las poesías declamadas adquirirán una dimensión más sensorial y sensual sin dejar de ser eso, poemas. Versos contados, o soplados, al oído y experimentados con un grado de intimidad inesperado.

«Haber pagado por escuchar poesía es algo muy revolucionario», le dice la palentina Sonia Barba a un público entregado. El prostíbulo poético nació en Nueva York y llegó a España a través de Barcelona, para luego instalarse en Madrid y Valencia. Gracias a la iniciativa del centro formativo 11 Filas, dedicado al teatro y a la impro, Valladolid será la cuarta sede española. Y tras la primera experiencia del sábado, que se alargó durante nada menos que cuatro horas, el prostíbulo volverá en abril.

La elección del nombre no sólo se ajusta a esta forma tan singular del espectáculo, sino que quiere evocar el ambiente de libertad desenfrenada que se vivió en el periodo de entreguerras del siglo pasado, en el que los cabarés y ciertos prostíbulos se convirtieron en focos culturales revolucionarios. ¿De qué revolución se trataría ahora? «Somos víctimas del prejuicio social. Los hombre y mujeres de la ley y el orden se han aliado contra lo frágil y vulnerable de las personas», explicó Sonia Barba durante la presentación de un espectáculo en el que no faltó la alusión 'inclusiva' a todos, todas y todes. «Una mujer vino al prostíbulo para dejarlo todo y encontrarlo todo», explicó Barba. Y no hay mejor resumen de la promesa que late en este cabaret: liberarse de todas las limitaciones con la esperanza de encontrar toda la libertad.

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