«Querría tener la misma cara y el mismo cuerpo que a los 35, aunque sabiendo y sintiendo lo de ahora, pero se ve que esa combinación la naturaleza no la tiene pensada de esa manera», decía Verónica Forqué, por tierras vallisoletanas, el 18 ... de octubre de 2014, cuando se acercó al Teatro Calderón (cuyo escenario tantas veces pisó en representaciones varias) para recibir la Espiga de Honor con la que la Seminci, en su edición 59, reconoció su trayectoria.
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Eran, por aquel entonces, 42 años de labor profesional que ella asumía con «satisfacción» y la necesidad de poner en orden todo lo vivido. «Hacer ejercicio, leer, querer a quienes están a tu alrededor y trabajar lo que más se pueda, para llegar al momento de tu partida con paz y con alegría», decía, al tiempo que alertaba de las dificultades para encontrar nuevos papeles. «Afortunadamente cada vez hay más guionistas mujeres, pero de momento los que cuentan sus historias son hombres y a los hombres no les gustan las mujeres de más de cincuenta años. Les gustan las mujeres de menos de treinta. Por eso para nosotras hay menos personajes», aseveraba la actriz madrileña, quien también dijo el año pasado en una entrevista a este periódico que «estar sola es un regalo que me ha hecho el Universo».
Asociado su nombre a la comedia, ella siempre se mostró más cómoda en la tragicomedia, si bien nunca renegó del género que le dio sus mayores satisfacciones. «La tragedia no es mi mundo, la vida es muy trágica ella sola. Me gusta ir a ver tragedias pero como actriz no sé si sabría hacer eso. La tragicomedia es el género donde me siento a gusto, donde el dolor, el humor y el amor está todo mezclado».
Adiós a una grande del cine
Y en aquella velada de honor de la Seminci, recordó la necesidad del a «comedia inteligente». «Lo fácil es morir, lo difícil es la comedia», dijo, en recuerdo de Óscar Wilde y con piropos para Woody Allen, «un maestro en hacer reír ya la vez pensar en nuestra condición de pobres seres humanos». Ella misma dirigió en 2009 el montaje teatral 'Adulterios', basado en la obra del realizador neoyorquino. De hecho, como reconoció durante una rueda de prensa en Valladolid, ponerse a las órdenes de Allen era uno de sus grandes sueños.
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El actor Jorge Sanz le entregó la Espiga de Honor, un reconocimiento que, dijo Forqué, le hacía sentir «reina por un día». «Quizá soy actriz por rebeldía», dijo ese día en Valladolid, al recordar que se encontró con la reticencia de su padre, José María Forqué (director y productor cinematográfico) cuando le dijo que quería dedicarse al mundo del cine. Pero ella defendía «una vocación fuerte, resistente y duradera. Actor se es o no se es. Es algo innato. Hay que regar ese regalo que te ha dado la naturaleza, cultivar eso con lo que hemos nacido», sostenía.
Eso sí, matizó (lo hizo en Medina del Campo) su padre se convirtió en su «primer fan». «Estaba muy orgulloso de mí y siempre contaba con mi trabajo para alguna de sus películas. Siempre me decía que lo hacía todo muy bien», recordaba. Porque la Espiga de Honor de la Seminci no es el único premio cinematográfico que obtuvo en Valladolid. En 2019, el festival de Medina del Campo le entregó su Roel de Honor. Y ella lo recibió el 15 de marzo de ese año. «Soy una mujer muy afortunada ya que desde pequeña quise ser actriz y finalmente ese sueño se hizo realidad», aseguró la intérprete, durante una rueda de prensa llena de jóvenes, a los que dijo: «La constancia y voluntad, mucho más que el talento, son los detonantes para poder conseguir cualquier cosa en la vida».
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«Como actriz me interesa mucho el ser humano y la psicología y creo que están relacionados. La psicología es una forma de conocer a los personajes y meterse de lleno en los papeles», aseguró, antes de declararse lectora habitual de libros de autoayuda –«recomiendo la lectura del libro 'Tus zonas erróneas' de Wayne Dyer– y enamorada de la India y de su cultura (allí encuentra la inspiración, realiza retiros y meditación).
Respecto al premio, Forqué bromeó sobre dónde encontrar sitio para colocar su Roel. «Estoy buscando un mueble para darle un espacio en mi casa, pues de los cuatro Goyas, dos los regalé, uno está en el trastero y del cuarto no sé su paradero».
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Entre sus papeles destacados, está la Vito, el personaje de Miguel Delibes en la película de Antonio Mercero 'La guerra de papá' (1977), basada en 'El príncipe destronado', de Miguel Delibes.
El Norte de Castilla publicó el domingo 25 de septiembre una reseña sobre el estreno de la película en el cine Coca. «Se estrenó ayer en Coca 'La guerra de papá', la película de Antonio Mercero que representó a España en el recientemente concluido Festival de Cine de San Sebastián. En las crónicas publicadas sobre el certamen donostiarra ya señalamos dentro de un juicio crítico, la excelente acogida que el filme tuvo en su presentación. 'La guerra de papá' está muy directamente basada en 'El príncipe destronado', ese espléndido relato de Miguel Delibes. Antonio Mercero ha dado un tratamiento adecuado a la historia y a los seres que la habitan. ha sabido recoger con sensibilidad y agudeza el amplio espíritu de la novela y ha alcanzado, así, una propuesta interesante y válida».
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La última vez que Verónica Forqué trabajó en Valladolid fue el pasado mes de mayo (de los días 14 a 16), en el Teatro Calderón, donde puso en escena 'Las cosas que sé que son verdad', una pieza en la que estuvo acompañada por el actor vallisoletano Borja Maestre.
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