Solo puede mejorar

Nada comparado con los sufrimientos reales que para muchos ha traído el coronavirus. Además, el semincero enmascarado, de ser héroe, lo sería del montón, dado que no actúa en la oscuridad de la noche. Retirarse a las 10 te deja muy abajo en el ránking de superhéroes, pero es lo que hay. Meterse dentro de una sala de cine en plena pandemia es casi más de cobardes que de valientes. Si encuentran un espacio más vigilado, higienizado y seguro que un cine ahora, avisen.

En la Seminci, un poco de peloteo, los únicos héroes son quienes han sacado la edición adelante y quienes se pasaron media noche reajustando a última hora todo el laberinto de la programación por el toque de queda.

Aquí estamos otra vez, detrás de las máscaras pero con los ojos bien abiertos. Y deseando que en un par de días nos acostumbremos a todas las circunstancias y normas, y podamos dedicarnos solamente a ver y criticar películas, incluso a poner verde a alguna que otra, lo que será signo de normalidad. Como cantaba O'Dogherty en la inauguración, «la cosa solo puede mejorar».