El director de cine Robert Guédiguian. Carlos Espeso

Retrospectiva al Mali de los años 60

Guédiguian sale de su zona de confort con Mali Twist, rodada en Senegal. Una película que invita a «entender nuestros errores y nuestros horrores»

Laura Negro

Valladolid

Lunes, 25 de octubre 2021, 16:44

La relación de Robert Guédiguian con Seminici viene de lejos. Este prolífico cineasta ha regresado al certamen vallisoletano, donde se siente como en casa. En el año 2000 ganó la Espiga de Oro con 'La ciudad está tranquila', y la de Plata en 2011 ... con 'Las nieves del Kilimanjaro'. Ahora llega para presentar a nivel mundial su último trabajo, 'Mali Twist', con la que compite en la sección oficial y con la que sorprende al abandonar Marsella, su escenario habitual, para rodar en Senegal con una troupe de actores diferente a la que nos tiene acostumbrados.

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Mali Twist, que se estrenará en Francia a principios de enero, se ambienta en el Mali de los años 60, tras su independencia. Los protagonistas son jóvenes que se divierten y sueñan con una renovación política para su país. El amor surge entre Samba y Lara en medio de la revolución, lo que no les impide soñar con un futuro juntos. Caras nuevas y escenario nuevo sin embargo, la cinta mantiene el especial sello del realizador francés, que asistió esta mañana a una rueda de prensa acompañado de su productor Marc Bordure.

Contó cómo la idea del guión surgió tras visitar una exposición del fotógrafo maliense Malick Sidibé, uno de los más reputados de África. «En sus fotos aparecían jóvenes divirtiéndose en las fiestas de los clubes de los años 60. Me informé de cómo era la situación de Mali en aquella época. El país atravesaba uno de sus momentos más revolucionarios, ya que acababa de conseguir la independencia de forma casi milagrosa y con una paz total. El presidente del país, Modibo Keita, hizo un gran esfuerzo por crear una comunidad muy humana, con una visión panafricana», destacó.

Muy interesado por explorar cualquier movimiento revolucionario, el director contó que estuvo sopesando junto con Marc Bordure la posibilidad de convertir la historia en una serie o un documental. «Finalmente opté por hacer una película pensando que el personaje principal podía ser yo, que en aquel entonces tenía 18 años. Yo fui un joven revolucionario, muy idealista y de tendencia comunista y tengo que reconocer que bailaba el twist y el rock&roll mejor que el protagonista. Incluso la moto con la que aparece en la película era mía», añadió entre bromas.

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La política ha marcado esta película. La del pasado sedujo tanto al director como para escribir la historia, y la del presente definió dónde se llevaría a cabo el rodaje. «Elegimos Senegal por motivos de seguridad, ya que la situación de Mali tras el golpe de estado de 2020 era muy complicada». Para el realizador francés recrear Mali en Senegal, contratar figurantes y viajar por aquel país, supuso todo un desafío, aunque aclaró que no estuvo solo. Se rodeó de su equipo más cercano.

El casting de actores tampoco fue tarea sencilla. A Guédiguian le costó dar con Stéphane Bak y Alice Daluz Gomez, ambos franceses de origen africano. «El protagonista se inició en el teatro y la improvisación con 13 o 14 años, pero no era muy conocido en Francia. Alice tenía 17 años, acababa de finalizar sus estudios y nunca había actuado. A ella la encontramos a la salida del instituto. Buscábamos una pareja como Leonardo Dicaprio y Kate Winslet. La película se basa en una historia de amor y queríamos encontrar una pareja que reflejara el idealismo que todos tenemos de jóvenes y que luego vamos perdiendo, aunque no del todo», puntualiza.

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Temas como el colonialismo francés y la inmigración también son particularmente interesantes e importantes para Guédiguian, quien considera que se debería hablar más de ellos. «Tenemos que entender nuestros errores y nuestros horrores. Hay que combatir en Europa el regreso intelectual y moral del fascismo y para hacerlo, hay que entender mejor nuestra historia y ser pedagogos con la sociedad», afirmó el cineasta. «El que no entiende o no conoce su pasado está condenado a repetirlo. Y yo no estoy dispuesto a repetir lo que ocurrió en Francia en la década de los años 30 y 40. En caso de que se repitiera, abandonaría el país o cogería las armas», aunque matizó que está «viejo para combatir» y que «siempre quedan otros recursos».

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