Realidades incómodas
Ya lo pensaré mañana ·
«Las cámaras como testigo. También en el cine las cámaras los son y no solamente cuando hablamos de cine documental»Secciones
Servicios
Destacamos
Ya lo pensaré mañana ·
«Las cámaras como testigo. También en el cine las cámaras los son y no solamente cuando hablamos de cine documental»Mientras la prensa especializada acudía ayer a la doble sesión matinal de la Seminci, España vivía otro momento histórico y 500 periodistas acreditados lo registraban para medios de todo el mundo, en su mayor parte europeos. Las cámaras eran testigo de la salida de los ... restos de Franco del Valle de los Caídos y de la llegada al cementerio de Mingorrubio donde fueron enterrados. Se daba así un paso más, uno importante, en el cierre definitivo de uno de los capítulos más negros de nuestra historia reciente. Las cámaras como testigo. También en el cine las cámaras los son y no solamente cuando hablamos de cine documental.Y así es como se plantea su obra el argentino José Celestino Campusano que ayer dejó al público que asistió al primer pase del film basculando entre el aplauso, la indignación y la perplejidad. Nadie o casi nadie salió indiferente de la sala. Es lo que suele ocurrir cuando una obra abandona el camino trillado: las claves habituales en las que nos apoyamos para observar la realidad nos resultan inservibles.
La cámara de Campusano no juzga, no condena ni edulcora, se planta como testigo de realidades incómodas. A veces el cine cumple esa misión: llevarnos a lugares donde preferiríamos no estar. Ni siquiera saber que existen. Para eso hay que arriesgar. Y a final es lo que pedimos en muchas ocasiones a la Seminci: que arriesgue, que abandone la comodidad de esas películas que pueda bendecir la industria o aquellas que dan cabida a nombres de 'photocall'. Pues si duda en esta edición el riesgo tiene acento argentino. Aunque la obra de Campusano se enmarca en el terreno de la ficción, se podría llamar cine realidad desde el momento en que el director graba en comunidades marginales cuyas historias se propone reflejar, escucha la forma de decir de sus integrantes y modifica lo mínimo, hasta el punto de que en ocasiones el guion se cierra en la misma sala de montaje, tal y como reconocía ayer en la rueda de prensa. Terrenos fronterizos, donde lo sórdido parece una cuestión de estilo, tan cercanos como lejanos a nuestra visión y más reales que los paraísos falsamente glamourosos que triunfan en las pantallas.
La cámara como testigo también en la ficción. La de Maryam Touzani está muy cerca de sus protagonistas. En particular del rostro de Samia la joven embarazada, a punto de dar a luz, que busca techo y trabajo. En las largas secuencias finales, Samia, una joven pobre, sola, en un país donde las mujeres son ciudadanas de segunda se debate entre dar a su hijo en adopción para que tenga la vida digna y cómoda que ella no podrá darle por el hecho de ser madre soltera o sucumbir a la ternura de tenerlo a su lado. En su dolor vi tanta realidad. Vi a todas las mujeres que alguna vez han tenido que debatirse en tan doloroso dilema, en las madres de niños robados, en tanta injusticia que impone la pobreza.
blogs.elnortedecastilla.es/calle58/
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.