«He querido sacar a la luz los secretos de las vidrieras»

La idea del documental nace del pasado vidriero de su director, y es que Eliseo de Pablos fue director general del Centro Nacional del Vidrio, de la Real Fábrica de la Granja, en Segovia, durante 8 años. «Allí conocí a Carlos Muñoz de Pablos y a través suyo mi pasión por el vidrio me condujo al arte de la vidriera, que es muy desconocido. Y cuanto más lo conoces, más misterioso es».

Un misterio celosamente preservado a lo largo de los siglos, y cuyos secretos sólo eran confiados oralmente a los aprendices del maestro. «Prácticamente no hay libros que expliquen las técnicas que se utilizan, y los que existen parecen tener una decidida voluntad de confundir, porque mezclan informaciones reales con datos falsos», explica De Pablos. Es el caso de un manual del siglo XVI que se conserva en la catedral de Segovia y que fue escrito por Francisco Herranz, uno de los autores de las vidrieras del templo. El libro, que aparece al comienzo del documental, revela que no sabía cómo lograr el color amarillo plata y muestra sus sucesivos experimentos para intentar generarlo. «En sus pruebas llegó a quemar azufre, lo que provocó quejas de sus vecinos y la intervención de las autoridades», explica Eliseo de Pablos. «Cuenta, pero también inventa y oculta información. Está claro que no querían la llegada de intrusos». Los gobiernos tomaban incluso medidas para proteger ese conocimiento y restringían todo lo que podían el movimiento de sus maestros hacia otros países. El conocimiento era poder.

El arte de la vidriera es complejo e involucra a no menos de siete oficios distintos. Todo comienza con la realización de los bocetos de los diseños, que luego son perfeccionados en cartones a tamaño natural. «Esta parte es dificilísima porque hay que estudiar la posición respecto del observador y hay que tenerlo luego en cuenta a la hora de diseñar las figuras», explica el autor de 'Construyendo la luz'. Más tarde, habrá que trasladar el diseño a la superficie del cristal: primero el dibujo, luego el color, la pigmentación... Y encajarlo todo en una vidriera que se asienta en una estructura metálica de varillas de plomo, y que debe encajar con precisión en el lugar del edificio que le corresponde.

En el tratamiento del color y del vidrio hay que tener en cuenta las condiciones climatológicas de la zona, así como las calidades de la luz que va a atravesar la vidriera. «En el siglo XVI, a los maestros que llegaron a España desde Flandes les tomó un tiempo adaptarse a nuestra luz, porque era distinta a la suya».

Todos los oficios se reflejan en la película a través de la actividad de la empresa familiar segoviana 'Vetraria', de Carlos Muñoz de Pablos y sus hijos Pablo y Alfonso. Los vemos atender el encargo de restauración de las vidrieras de la catedral de su ciudad mientras la cámara los acompaña en su trabajo cotidiano. No siempre es fácil para el espectador entender qué está pasando ante sus ojos, pues sólo en ocasiones los protagonistas lo explican. Pero, a cambio, se refuerza la sensación de estarse colando en un mundo misterioso y fascinante. Como cuando vemos cómo se van aplicando los distintos tratamientos de color, y cómo éste se define y se fija hasta darle la textura y la consistencia deseada. Accedemos también a los procesos de fabricación de las varillas metálicas en las que se encajan y sostienen los cristales, y presenciamos el desmontaje de las vidrieras y su montaje de nuevo en su lugar de destino.

Y quienes realizan todo esto ante nuestros ojos son verdaderos expertos en la materia. «Carlos es una autoridad mundial, el mayor especialista en restauración de vidrieras, que ha trabajado en Alemania, Italia y en todo tipo de templos españoles, como los de Salamanca, Ávila, Segovia o Sevilla, entre otros muchos», precisa De Pablos. Es, asimismo, un destacado pintor, y de su mano han salido los murales de la coronación de Isabel la Católica del Alcázar de Segovia, entre otras muchas obras, sobre todo retratos. En la película, sin embargo, tiene menos presencia de la que el espectador pudiera esperar. «Ha delegado las técnicas en sus hijos, y por eso él sólo interviene al principio, para el planteamiento general, y al final cuando ofrece una clase magistral con todo el proceso de creación de un fragmento de vidriera, una cabeza».

Pero estas técnicas, cuyos secretos se pierden en el tiempo, ¿tienen futuro en el mundo de hoy? «Es verdad que a partir del siglo XVII se produce una gran crisis, pero en el XIX resurge este arte, y aparecen las vidrieras de temática civil que conviven con las religiosas», explica Eliseo de Pablo, que se muestra muy optimista respecto del futuro de esta actividad creativa, a raíz de la experiencia de países como Corea. «Ahora mismo el vidrio plano está de moda en la arquitectura actual, en la que cada vez es más habitual que las puertas sean planchas de vidrio con tratamientos de color. Es otro modo de entender la vidriera».