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Carlos Saura en la 63ª Seminci. Gabriel Villamil
Carlos Saura: «Fue bonito ver a todos los productores del mundo huir de París en Mayo del 68»

Carlos Saura: «Fue bonito ver a todos los productores del mundo huir de París en Mayo del 68»

El director conversa en Seminci sobre Bergman, 'Peppermint Frappé' y su último trabajo, 'Renzo Piano: Un arquitecto para Santander'

Samuel Regueira

Valladolid

Domingo, 21 de octubre 2018, 21:04

Carece de problemas Carlos Saura a la hora de definir su documental 'Renzo Piano: un arquitecto para Santander', como lo que realmente es: una obra de encargo por parte de la Fundación Botín, en la que documenta el periplo del arquitecto ganador del Pritker y titular de la película, Renzo Piano, para concebir, proyectar y, tras muchas dudas, finalmente dar por bueno, el Centro Botín hoy ya bien erigido sobre la bahía de Santander. Por ello, quizá este documental, que se nutre de toda la evolución del proyecto a lo largo de siete años y se sustenta, fundamentalmente, en las conversaciones que mantienen cineasta y arquitecto, encuentre su principal virtud precisamente en esta curiosa serie de matrioskas rusas en la que un artista trabaja, por encargo de una fundación, para documental el encargo que otro artista acomete bajo la orden de esa misma fundación.

Y es ese uno de los muchos puntos de confluencia entre Piano y Saura, advierte el director; saber hallar el lugar para la voz del artista en medio del mandato del mecenas: «Me gusta mucho el proceso de hacer cosas, lo encuentro fascinante», afirma quien en su día firmó 'Tango' o 'Carmen'. Después de convencer a la Fundación de despegar lo más posible de la publicidad institucional la idea base, vertebró Saura su trabajo en torno a la siempre atractiva figura de Renzo Piano, si bien cargando consigo una pequeña frustración: «Hubiera preferido haber hablado con las dos caras de la moneda; con Renzo Piano y Emilio Botín, que siempre me ha parecido que este tipo de personas poderosas y activas son interesantes». El artista y el mecenas. Sus planes se frustraron con la muerte del segundo en 2014, y el documental hubo de tomar otro rumbo: «He tenido la libertad completa de hacer lo que me ha dado la gana», afirma el realizador.

Las voces en contra del Centro, las conversaciones con el arquitecto en torno a la luz, la poética y la técnica o el devenir del proyecto terminan por dibujar el auténtico hilo discursivo de la película: la situación del artista ante las circunstancias que le rodean cuando sabe qué decir y cómo hacerlo. Piano no solo se encuentra en medio de los mecenas y la ciudadanía detractora a la hora de defender su proyecto, también se enfrentará a los plazos impuestos por los de arriba, al límite que hay entre el encargo y la voluntad artística y, eventualmente, a sí mismo, cuando decida redefinir aspectos de importancia en el proyecto arquitectónico que proyecta para la capital cántabra.

Recordando a Bergman

Carlos Saura tuvo también, en la gala de inauguración de la 63ª Seminci, donde participa fuera de concurso en la secciónTiempo de Historia con este documental, palabras para Ingmar Bergman, a quien el Festival Internacional de Cine de Valladolid dedica distintas proyecciones en forma de documentales sobre el artista sueco y proyecciones de sus clásicos más inolvidables como 'El séptimo sello': «Es de los autores del cine clásico más prolíficos e importantes», volvió a apuntar ayer. «Cada uno puede tener sus opiniones con respecto a él; y a mí hay películas que me gustan más que otras: 'Gritos y susurros', 'Persona' y 'Fresas salvajes', que es todo un descubrimiento para su cine; luego hay otras, las más religiosas en la línea de 'El manantial de la doncella', que me molestan un poco más». Saura confesó disfrutar más con la vertiente del autor que entroncaba con la filosofía de Kierkegaard y la literatura de los escandinavos August Strindberg o Henrik Ibsen: «Se centra esencialmente en gente muy atormentada ante la vida, donde se mezcla el sexo con el día a día normal de cada uno».

Líos en Mayo del 68

La 63ªSemana también concede un pequeño, quizás demasiado, homenaje al cincuentenario de Mayo del 68, las revueltas estudiantiles sucedidas en París hace medio siglo y en las que Saura, que presentaba en aquellos momentos su película 'Peppermint Frappé' junto a Geraldine Chaplin, desempeñó un papel de especial relevancia: «Íbamos Geraldine y yo en una furgoneta Volkswagen, como insensatos, viendo los follones por todas partes de las calles de París». En Cannes el movimiento estudiantil era, hasta el momento, suave; pero pronto el asunto se tornó, por decirlo suave, «efervescente».

Solidarios ante la tesitura de Mayo del 68; Saura recuerda que él y Geraldine Chaplin acudieron a ver al entonces director de Cannes, Favre Le Bret: «Queremos retirar la película del festival; este no es el mejor momento para participar», le solicitaron. Le Bret se negó, apelando a su humanidad: «Tenemos que proyectarla, si no, el Festival se viene abajo». Ni Saura ni Chaplin recularon: «Lo sentimos mucho, pero la retiramos». El tono de Le Bret cambió entonces, sustancialmente: «No puede usted hacer nada ya. Se va a proyectar».

Eran las cuatro de la tarde, recuerda el cineasta. Cuando la exhibición fue a comenzar, se descorrieron las cortinas y dio comienzo 'Peppermint Frappé': «Entonces saltamos allí Polanski, Godard, Truffaut, Elías [Querejeta], Geraldine y yo para impedirlo: volvimos a cerrar un poco las cortinas a mano, de mala manera, y ahí se terminó la proyección. Y acabamos con el festival».

Saura percibe que con lo sucedido a lo largo de aquel mayo del 68 falta una película por hacer: «Fue notable la huida que hubo de los productores de cine americanos que habían llegado en yates por Italia o en helicópteros, lo más bonito fue ver a todos los productores del mundo escapando a todos los países que no fueran Francia», temiéndose las repercusiones de las revueltas.

El cineasta no resiste a hacer una última valoración en torno al alcance de aquel fenómeno desatado ya hace más de cincuenta años: «Fue un fracaso, sí, pero permitió que cambiaran muchas cosas». A sus 86 años, tiene el director claro que quiere seguir trabajando. Frente a él se suman numerosos y nuevos proyectos, como un musical estilo 'Tango' pero ambientado en México, uno más etéreo en torno a Brasil, y una ópera sobre el 'Don Juan' que estrenará el año que viene.

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