césar combarros-ical
Martes, 27 de octubre 2015, 17:46
Tres años después de alzarse con la Espiga de Plata en la Seminci con la valiosa 'Hanna Arendt', la cineasta alemana Margarethe Von Trotta regresa a la competición oficial del festival con 'Un mundo abandonado', una película que disfrutó de su estreno mundial en la pasada edición del Festival de Berlín, donde la prestigiosa realizadora bascula entre el drama y el folletín, para seguir profundizando en una de sus grandes obsesiones temáticas: el desdoblamiento de la mujer y la figura de la hermana.
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En 1979 abordó por primera vez esa cuestión, con el melodrama 'Sisters, or The Balance of Happiness', y dos años después firmó uno de sus mejores trabajos al hacer otra variación sobre idéntico leitmotiv en 'Las hermanas alemanas', León de Oro a la Mejor Película en el Festival de Venecia en 1981, donde ya proponía una escisión del universo femenino en dos personajes que perseguían un mismo objetivo por caminos bien diferentes. Tiempo después, en 2006, regresaba a ello en 'Soy la otra', una prescindible adaptación de la novela homónima de Peter Märthesheimer, el productor habitual de Fassbinder.
En esta ocasión, Von Trotta recupera a una de aquellas protagonistas, su musa Barbara Sukowa, para encarnar a Caterina Fabiani, una prestigiosa cantante de ópera norteamericana cuyo rostro irrumpe como un relámpago en las vidas de una familia alemana. Cuando el padre de esa familia descubre en internet a esa mujer, el recuerdo de su esposa muerta un año atrás le lleva a convencer a su hija, una cantante de poca monta interpretada por Katja Riemann (Copa Volpi en Venencia hace doce años por su papel en 'Rosenstrasse', también de Von Trotta), para que viaje al otro lado del Atlántico para descubrir quién es la enigmática mujer.
El encuentro entre ambas estará presidido por la tensión, la negación y la huida hacia delante de Caterina, que se resiste a aceptar la realidad que empieza a cobrar forma ante sus ojos. Con una serie de giros argumentales previsibles, a través de los cuales se van desvelando los secretos que se llevó a la tumba la madre de Sophie, la trama conduce hacia caminos convergentes las vidas de las dos protagonistas, en un relato donde los hombres aparecen como meros comparsas, trivializados como meros objetos sexuales o ridiculizados hasta el esperpento en algunas secuencias.
La forzada historia de amor entre el agente de Caterina y Sophie, o la relación entre el padre de Sophie y su hermano ponen un punto de humor en una historia que de inicio parecía llamada a caminar por los senderos del drama, abordando los temas recurrentes de la familia, la culpa, la expiación y el perdón.
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Lo que quedó claro tras el estreno en la Semana, es que 'Un mundo abandonado' (precioso y atinadísimo título, dicho sea de paso), no pasará a la historia en la destacada filmografía de la directora de 'El honor perdido de Katharina Blum' (1975) o 'Rosa Luxemburg' (1986).
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