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Adaptar 'Intemperie', confesaba Benito Zambrano en la rueda de prensa celebrada en Seminci tras el pase de la película a los medios de comunicación, fue un proceso arduo y complicado «por las atmósferas, la dureza y la aridez» desprendidas de la novela de Jesús Carrasco. ... En buena medida, que la película llegue a mejor puerto depende del trabajo de sus personajes principales, y aunque el peso del filme descansa sobre el papel del niño Jaime López, el intérprete gallego Luis Tosar también ejerce con su habitual solvencia el rol del cabrero aliado del protagonista, una persona que se ha aislado del mundo, asqueada por su negritud, y que vuelve a su espiral de violencia cuando encuentra una causa que realmente le merece la pena.
-¿Cómo fue la preparación del rol del cabrero?
- Le debemos mucho a Ángel, un pastor real que sobrevive en el municipio granadino de Orce. Hay una diferencia entre él y mi personaje: mientras mi cabrero podía plantearse vivir desde la autosuficiencia, hoy Ángel depende de normativas, administraciones, sanidad, subvenciones... Pero la dinámica vital sigue siendo la de la España de los años cuarenta: cambia de pasto, conduce animales, se comunica con ellos con toda variedad de ruidos y estímulos... Y ellos le responden. Es una espinita que tengo clavada: haber podido aprender más de esa forma de comunicación.
- Y a un nivel más humano, ¿cómo es este pastor?
-Es un tipo descreído y escéptico con respecto a la especie humana, que ha estado en líos por cuestiones políticas e inmerso en conflictos irresolubles de gente hablando de cosas absurdas. Toma la decisión de abandonar la sociedad y vivir con unos animales, aislarse de todo, aunque sea cambiar un entorno hostil por otro como la naturaleza; pero se topa con un niño que necesita que cualquiera le ayude a toda costa, y se da cuenta de que la protección de una vida que lo tiene todo por delante es algo por lo que vale la pena sacrificarse, que todo lo demás no valió para nada...
-¿Hay también referentes cinematográficos?
-Los que tenemos todos generacionalmente: el Clint Eastwood de 'Sin perdón', los héroes solitarios de las películas de John Ford... Incluso tiene algo de 'Las aventuras de Jeremiah Johnson' que me remitía de una manera más directa, en la historia de un hombre que decide recluirse en un espacio abierto y hostil pero que, por circunstancias, se ve enfrentado a los poderes establecidos, aunque en nuestro caso con unas reminiscencias claras de las que ni hoy estamos muy alejados.
-¿Es una película política?
No queríamos entrar en lo maniqueo, pero no se puede obviar de dónde vienen estos tipos: son hijos de la guerra, unos que han conseguido un estatus gracias a los privilegios del bando ganador, y otros que se han enfrentado a la parte más sórdida de la condición humana y han renegado de ella. El personaje del niño, por su parte, es fruto de una estructura social que se empieza a dar en la posguerra de la Península Ibérica; gente sin nombre, sin hogar y sin estatus y en estado de semiesclavitud y de abuso, circunstancias de las que el muchacho huye y con las que arranca la película.
'Intemperie' está dedicada «a los que saben perdonar».
-Porque no huye de lo que ocurre: somos un país condenado a la falta de entendimiento y a la poca voluntad de cicatrización. La pelicula habla de todo lo contrario, de superar el resentimiento y el rencor, de no malgastar la vida odiando... y de luchar por lo que vale la pena.
-La historia está trufada de reflexiones vitales, que parecen dirigidas al público...
-Ese tipo de frases no son lo más sabroso que se le puede poner en las manos al actor porque verbalizar no es del gusto de nadie, pero hay momentos en que seria más difícil contarlo sin más metraje u otras maneras. Por fortuna, Benito Zambrano encontró una manera muy orgánica: a través de las enseñanzas de un hombre a un niño más allá del ejemplo y los hechos, de una forma más sólida...
-¿Cuál sería entonces ese 'plato sabroso'?
-En este caso, los silencios y las miradas: trabajar en un entorno donde el paisaje tiene mucho que contar, aparte de lo que puedan hacer o decir los personajes. Me hubiera gustado más incidir en la forma de ver; en, simplemente, estar. Como la novela.
-¿En qué momento la leyó?
-Poco después de terminar el guion. Siempre funciona mejor así: al revés se genera un prejuicio cuando lees el material literario y te parece que se queda corto lo que aparece en el guion, que no se abarca todo lo que hay en la novela. A posteriori, ya has preestablecido tu trabajo y percibes el esfuerzo de los guionistas en extraer lo importante sin perder la esencia.
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