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Un despliegue que muchos consideraron excesivo. Una expectación total... por la película, más que por la reina. Eso sí, el público de Valladolid cumplió con los requerimientos establecidos, aplaudiendo la llegada de Su Majestad casi casi con tanto entusiasmo como las filas reservadas a las personalidades institucionales.
La OSCyL ya había ganado la partida antes de empezar. Buena parte del público, los que no se molestaron ni en sacar la cámara ante la egregia presencia, siguieron su particular protocolo de fieles asistentes al Auditorio Miguel Delibes, marcando los tiempos para aplaudir tanto a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León como al director de este concierto, Damian Iorio.
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Pero nadie triunfó más que Harold Lloyd anoche. Los gags arrancaron conatos de palmadas, risas tímidas, carcajadas escandalosas y, eventualmente, un estruendoso aplauso que se adelantó dos minutos al cierre de la película. La gente no coreaba 'El hombre mosca', sino al hombre mosca: ayer la gesta más celebrada fue que, noventa y cinco años después,Gafitas volvió a conseguir escalar el edificio.
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