Cuatro de las 13 películas que han concursado en la Sección Oficial han sido rodadas en blanco y negro, dos de ellas, las presentadas ayer. La economía del color es identificada por sus directores como una vía para concentrar la expresión, para evitar estímulos gratuitos, ... para dramatizar más la narración. 'Siervos' y 'La nube en su cuarto' fueron rodadas también en blanco y negro.
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Ivan Ostrochovsky traslada al público a un seminario de Bratislava en los años ochenta. Allí se dirime la lucha entre la hegemonía del régimen comunista o la del Vaticano, dos poderes terrenales que argumentan con principios morales.
Juraj y Michal, dos jóvenes estudiantes, ingresan en dicho centro a la vez. Les une la música, la amistad y el proyecto de carrera sacerdotal. En la aparente paz del seminario hay dos fuerzas contrapuestas, la dirección –que tiene que lidiar con la policía política–, y algunos profesores que forman parte de una red clandestina informante de Roma. Todos los alumnos acabarán por tomar partido. En juego, la supervivencia del centro. El comisario amenaza con cerrarlo si no se logra controlar la disidencia y pide un chivo expiatorio.
De delaciones políticas y de traiciones personales, de manipulación de los cachorros por parte de policía y confesores habla 'Siervos'. Ivan Ostrochosvsky evita la narración lineal, comienza por el final y va soltando las piezas de un puzzle que el espectador debe construir. Ambiente nocturno y neblinoso, con algunos impactantes blancos –los baños, las sábanas tendidas– y con el juego de encuadres y reflejos, para subrayar la tensión junto con la música. Enfatiza estéticamente lo que quiere contar aunque sin llegar a profundizar en ello.
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Dibuja dos pinceladas de esa organización clandestina en la antigua República Checa pero no aborda la relación entre jerarcas eclesiásticos y comunistas. El guion reduce la cuestión a la crisis personal de un seminarista, a la ambición material de un comisario que no logra cambiar de apartamento y a la del director del seminario que, de perderlo, se quedaría sin sus privilegios. Siendo bueno el intento, afrontando algo poco contado dentro de la cinematografía que reconstruye la historia del comunismo, el filme resulta fallido.
Identidad fluctuante
La única película china de esta sección ha sido 'La nube en su cuarto', de Zheng Lu, que al igual que Ostrochovsky evita la narración lineal. Muzi acaba de volver a su ciudad natal, Hangzhou. Sus padres están separados, tienen nuevas parejas, la casa en la creció está cerrada y no encuentra su sitio. El día la confunde y la noche no le aclara nada. El alcohol, las drogas, el karaoke, los amigos ocasionales no le ayudan en la búsqueda de su identidad pero a la vez está enganchada a ellos. También quiere tener a su lado a un novio ocasional, pero sin compromiso alguno.
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La directora quiso rodar esta historia con actores no profesionales, experimentó con imágenes invertidas y con géneros. Hay momentos en los que el novio se dirige a cámara, como si estuviera contestando a preguntas en una película documental, hay una reflexión estética sobre la arquitectura vertical importada del Hong Kong y una atención de cuidados planos en el despertar de la sensualidad de Muzi. Llama la atención la dependencia del tabaco de todos los personajes adultos de la película. Excesivo metraje para un guion circular que provocó deserciones en el público.
La Seminci clausura hoy su 65ª edición con una comedia dramática francesa, 'El gran éxito', de Emmanuel Courcol. Un grupo de presos que participan en un taller de teatro logran montar 'Esperando a Godot', idea del actor que les dirige, Etinne, interpretado por el solvente Kad Merad. Basada en hechos reales, la obra es el medio y el mensaje para liberarse en todos los sentidos. Etienne tiene que luchar para ganarse a la divertida troupe, a la directora de la cárcel y a la jueza que supervisa sus penas. Tras el duro trabajo logran estrenar en un teatro, se corre la voz y acaban por disfrutar de una gira. Durante unas horas son libres pero al volver a la cárcel, los guardias les bajan los humos. La última función será en París aunque no serán ellos los protagonistas. Courcol pone la sonrisa a este final de festival.
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