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Las amanecidas son un poco menos duras si sobresale por el horizonte la promesa del cine. La cartelera de Miniminci de ayer, en el Auditorio Miguel Delibes, la marcó el filme mexicano ‘Tesoros’ (María Novaro, 2017), que a continuación dejó paso a una batería de cortometrajes, presentada bajo el nombre de ‘Menudos héroes’. Pero lo primero es lo primero: las prisas y la buena organización llevaron a cada quién a su asiento para una proyección multitudinaria, en la que hicieron aparición los integrantes de hasta 14 colegios.
Algunos todavía se quitan las legañas mientras se les pregunta el tema de la película. ¿Piratas quizás? «Pero si está claro», explican María Alonso y Valentina Blanco, arropadas por sus amigas, «se llama Tesoros porque buscan tesoros», rematan con una lógica infantil aplastante. Como aún no han visto el largometraje, para bucear en sus gustos, los títulos son buenos señalizadores. Mencionan a ‘It’ (película de terror que parece dotada de unos cuantos pequeños admiradores) y la saga de la Guerra de las Galaxias, pero insisten en que quede reflejada en la lista ‘Tesoros’. Pero... ¡si todavía no la habéis visto! Enseguida llega la broma de si lo dicen para que les pongan más nota. «Nos has pillado», se sonríe Valentina. «¡Pero tú ponla!», reafirma María Extremo.
El entusiasmo palpita en el público infantil, que chilla de emoción cuando todo se queda a oscuras y comienza a hablar Jacinta, una de las niñas de la historia. El punto de partida es la mudanza a Barra de Potosí –en la costa de Guerrero, México– de unos niños medio ingleses, medio mexicanos (Andrea, Dylan y Lucas) que empiezan a convivir con otros alumnos del colegio. Dylan, de seis años, liderará a la pandilla en la búsqueda de una ‘X’ que les desvele el tesoro que escondió hace 400 años el pirata Francis Drake.
«A mí me ha encantado la temática», defiende Margarita González, profesora del Pablo Picasso. «Incluía valores, la necesidad de cuidar la naturaleza para salvar al planeta y la integración de extranjeros», desgrana. Muchos salen tan contentos como ella. En ese caso se encuentra Yago Becerra, del cole San Francisco de Asís. «Muy divertida, es larga pero merece la pena», cuenta el pequeño con precisión. «Mi momento favorito es la fiesta, ¡yo quiero saber cuándo llega la próxima!», exclama.
Pero no todos los minijueces son tan benévolos, ellos también exigen. Con bastantes veteranos de la Miniminci entre sus filas, pueden llegar a ser crueles, pero se mantienen sinceros:aplauden, pero si no les gusta hasta abuchean. La apuesta marca un ritmo lento y sin sobresaltos, que hace las delicias de unos y remueve en el asiento a otros tantos. «Un poco aburrido, además no les entendía bien al hablar»», expresa con tibieza Sergio Muñoz, del Martín Díaz. El modo de hablar y el acento pueden haberle despistado. «Yo esperaba que encontaran tesoro», admite Ángel Sancho, que olvida rápidamente la decepción, porque después de todo hace sol y bebe un batido con sus amigos, cortesía de Gaza. Comprobado: conquistar a un pleno de críticos del futuro encierra su propio misterio.
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