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La sevillana Laura Hojman presenta en Seminci 'Los días azules', un documental de factura clásica sobre Antonio Machado, una figura probablemente menos conocida de lo que se cree y que no cuenta con tantas semblanzas cinematográficas como pudiera imaginarse. Con el apoyo de Ian Gibson, ... Antonio Muñoz Molina o Luis García Montero, entre otros testimonios relevantes, y apoyado en un concienzudo trabajo de localización de los «lugares sagrados» en los que discurrió su vida, Hojman no sólo reivindica un poeta, sino un talante vital y hasta una época.
«Quería explicar la importancia de Machado para nuestra cultura y reivindicar que sigue estando vigente y que explica mucho de nuestra actualidad», opina la realizadora. «De hecho, durante el confinamiento me sorprendió ver que la gente compartía frases de Machado. Sentía que servía para interpretar lo que ocurría».
Para Hojman, es la dimensión cívica del poeta la que tiene más actualidad y la que le resulta más inspiradora. «Me enseñó mucho descubrir la transición de Machado desde su primera etapa simbolista y modernista, con una poesía más centrada en el mundo interior y los sueños y anhelos íntimos, a un segundo momento en el que evoluciona y decide seguir el consejo de Unamuno y vivir con los ojos abiertos, volcado hacia la gente y hacia la sociedad. El lo llamaba vida militante, vivir el presente».
Hay dos grandes enseñanzas que a juicio de la realizadora pueden extraerse de la experiencia machadiana. La primera, «que debemos quitar el foco de nosotros mismos y pensar más en los demás, en cómo podemos contribuir a hacer de nuestra comunidad un lugar mejor». La segunda, que esa transformación pasa por la cultura, una cultura entendida no sólo como entretenimiento, sino como una actividad transformadora.
El documental está concebido como un viaje que nos permite recorrer los jalones geográficos y biográficos de la historia del poeta. Comienza en Colliure (Francia) a los pies de su tumba, y desde ahí enlaza con el comienzo, Sevilla, y continúa por las ciudades de su vida: Soria, Baeza, Segovia, Madrid, Rocafort y Barcelona hasta llegar a su estación termini en Francia. Por el camino nos vamos encontrando con las pensiones en las que vivió, los edificios en los que trabajó o los lugares del amor. Con una fortísima presencia de lo natural y la vegetación que arranca de ese patio de Sevilla, el del Palacio de Dueñas, donde vivió durante cinco años, cuyo limonero se le quedó grabado y al que inmortalizó en su poesía. «El Palacio de Dueñas es un paraíso que los sevillanos conocemos poco y que relacionamos menos con Machado que con la duquesa de Alba, que fue su moradora mucho tiempo. Se entiende que esos jardines se le quedaran grabados en su memoria toda la vida», explica Laura Hojman.
Otro espacio muy revelador es la pensión de Segovia en la que el poeta vivió 12 años de su vida. Doce años, además, que coincidieron con su momento de reconocimiento, gracias al enorme impacto de su obra 'Campos de Castilla'. «Para mí era importante mostrar esos lugares sagrados del poeta, que nos dicen mucho de su vida». Y esta pensión segoviana es de lo más revelador. «Entrar en el cuartito minúsculo en el que vivió doce años es sobrecogedor. Tenía baño y compartido y se veía obligado a pasar por otras estancias y dormitorios antes de llegar a la suya. Estamos acostumbrados a verlo como una figura consagrada, como un gran poeta, y tendemos a creer que llevó una vida desahogada, pero no. Su vida fue muy sencilla».
'Los días azules' arranca en Colliure y no es por casualidad. El propósito de la obra no es sólo explicar al poeta o al hombre, sino también abordar su condición de símbolo. Símbolo de una España, la de la Segunda República, y de su esperanza y de su mito, que los testimonios de la obra ayudan a alimentar. Y símbolo también de un drama implacable, el del exilio. «Machado es para nosotros un gran poeta, pero en Francia su tumba es un lugar de peregrinación. Muchos familiares de exiliados en aquel país que no saben donde están enterrados sus parientes acuden a Colliure a visitar el enterramiento de Machado. No sólo le rinden homenaje a él, sino también a sus familiares». Quizás por ese motivo, en su tumba nunca faltan las flores frescas, ni cartas en un buzón instalado para recoger los miles de muestras de cariño y de afecto depositadas durante años.
«No sólo se trataba de reivindicar a Machado, sino de reivindicar la importancia de la cultura, y hablar de un tiempo ilusionante en el que este país creyó en el poder transformador de la cultura a través de iniciativas como las misiones pedagógicas o la Institución Libre de Enseñanza, de Giner de los Ríos, dónde Machado estudió». El título, 'Los días azules', «hace alusión a todo eso» a partir de los últimos versos que escribió en Colliure, y que fueron encontrados en un bolsillo de su abrigo por su hermano tras morir: «Estos días azules y este sol de la infancia».
El documental incorpora dos elementos formalmente novedosos, o cuanto menos infrecuentes. El primero es la presencia explícita de la poesía, recitada, que va salpicando el relato y traduciendo en versos los distintos episodios de su vida «porque no puedo concebir un documental sobre un poeta en el que no aparezca su poesía», explica Hojman. La segunda, una serie de escenas animadas, realizadas por la ilustradora cordobesa María Pulido, que buscan teñir de emoción ciertos episodios de la vida del poeta, al tiempo que contar con imágenes otros (como el encuentro con Lorca, o la escena de Pablo Casals tocando El Cant dels ocels ante su tumba) para los que no existe documentación.
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