E. GArcía de Castro
Valladolid
Martes, 27 de octubre 2020, 22:23
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Una lección de humildad, humanidad, cercanía y amor entusiasta por su profesión. Eso es lo que impartió ayer el actor Javier Cámara en el marco de la 65 Seminci. Una clase magistral desde la experiencia de quien lleva 30 años haciendo cine y televisión. Alguien con una trayectoria de éxito que se ha plasmado en 47 largometrajes, cinco cortos y 15 series. Que sin embargo todavía lucha contra el síndrome del impostor, que según confesó «siempre está presente». Ese que le impide creerse –como a otras personas talentosas– que el mérito de una carrera tan notable es suyo, y no fruto del azar o la buena suerte.
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«Piensas que va a venir un día a tu casa el Sindicato de Actores para decirte: 'Ya, hasta aquí'. O 'esta película es muy mala, vuelve a la Escuela de Arte Dramático'», resumió con humor el intérprete. Lo hizo en el Salón de Espejos del Teatro Calderón, en conversación con el director del certamen, Javier Angulo, y ante un auditorio compuesto en su mayoría por alumnos del Máster en Cine, Comunicación e Industria Audiovisual de la UVA.
JAvier Cámara
Con ellos como público, Cámara –apellido premonitorio donde los haya– recordó sus inicios, cuando decidió marcharse de su Albeida de Iregua natal con 17 años. «Me fui de mi pueblo porque me ahogaba», relató. Hijo único, al riojano le asfixiaba la idea de verse abocado a hacerse cargo de la explotación agrícola familiar. Por entonces aún no sabía que sería actor. «Yo no tenía ni idea de lo que quería ser. Lo único que quería era irme», sentenció.
Recaló en la Universidad Laboral de Logroño, donde había un grupo de teatro dirigido por Fernando Gil. Fue él quien animó a Javier a probar suerte en la Escuela de Arte Dramático de Madrid, y fue allí donde descubrió que era allí «donde quería estar». Y eso que «nunca, jamás» soñó que pasaría del escenario del teatro a las pantallas, porque creía que «el cine y la televisión eran una especie de aristocracia donde uno entraba por ser pariente de alguien o algo así».
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Se equivocaba, claro. De ahí la moraleja que quiso transmitir a los estudiantes. «Hay veces que eres inconsciente de que tienes eso que otros ven y tú no. Tienes algo y ni siquiera sabes que lo tienes», recalcó. Por eso, les dijo, «esa gente que lo ve es la más válida e importante de nuestras vidas».Personas como su mentor de la Laboral. Directores como Fernando Colomo, Santiago Segura, Pedro Almodóvar, Pablo Berger, Isabel Coixet, Cesc Gay...
Javier Cámara les brindó otras dos enseñanzas fundamentales para el trabajo (y para la vida): «El equipo es importantísimo»y «la energía positiva se transmite». También expresó un deseo, él que ha tocado todos los géneros: «¡A ver si me ofrecen un musical!».
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