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Le dio suerte estrenar 'La librería' en la 62ª Seminci. Logró tres Goyas entre otros galardones. Isabel Coixet vuelve a Valladolid para inaugurar hoy el festival donde cosechará una Espiga de Honor, el año en el que también ha recibido el Premio Nacional ... de Cinematografía.
–¿Afectó la pandemia a la factura de 'Nieva en Benidorm'?
–La gestación del proyecto fue larga. Empezamos a rodar en enero y terminamos a finales de febrero. El montaje ya fue durante el confinamiento. Nos metíamos en unas cabinas de metacrilato que la primera vez que las vi me pregunté si allí podía alguien pensar, pero somos animales que se adaptan fácilmente.
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–¿Por qué eligió Benidorm?
–Nunca estuve en verano. Hace varios años empecé un documental sobre la corrupción urbanística en el Mediterráneo, desde La Manga del mar Menor hasta la Costa Brava. Era un proyecto que abandoné por demasiado grande. Entonces visité Benidorm, que es una ciudad que tiene inviernos de vida a medio gas. Su paradoja le hace perfecta como lugar de rodaje. De hecho se está rodando mucho allí y más que se rodará.
–El personaje de Machi, obsesionada con Sylvia Plath y su estancia en la ciudad ¿es usted?
–He sido una adolescente que creció con 'La campana de cristal'. Ahora que se habla tanto de literatura de mujeres y de autoficción, ese libro se publicó en 1963 y es de una modernidad pasmosa, se pregunta qué les pasa a las personas, a las mujeres altamente sensibles. Luego leí los diarios completos y allí habla de su estancia a Benidorm (fue de viaje de novios con Ted Hughes en 1956 y se quedó cinco semanas). Contamos con la ayuda de dos historiadores que han trabajado sobre ese episodio. Hay un momento que Carmen Machi señala la casa que ocupó y ese es el lugar.
–¿Escribió pensando en los actores? ¿Como logra sumar a los santones del escenario inglés?
–Bill Nighy (protagonista de 'La librería') le habló maravillas de mí a Timothy Spall, también lo hizo Emily Mortimer. Eso allanó el camino. Los personajes nacieron solos, no los pensé para esos actores. Sarita Choudhury trabajó conmigo en 'Aprendiendo a conducir', era la mujer de Ben Kingsley. Siempre pensé que el cine no la había hecho justicia. Tiene un físico que puede hacer de mujer india, pero le sueltas el pelo y le pones una falda de cuero y pasa a ser lo que llamamos en España 'una mujer de bandera', tiene una belleza salvaje. Claro que cuando vio el numerito que tenía que hacer en el club... Confió en mí.
–¿Conocían ellos Benidorm y la fama de sus compatriotas allí?
–Ninguno había estado ni tenían idea alguna. Para mí hay muchos 'benidorms', reflejo tres: el mundo de los que viven allí, es su ciudad y tienen sus lugares para comer, de reunión, es un círculo cerrado. Un segundo mundo, el de los ingleses que van allí para celebrar despedidas de solteros, de desbarre, a beber chupitos a un euro y un tercero, el del Imserso, ciudadanos que toman posesión de la ciudad, que se liberan y bailan, hay dos coros, viven un carpe diem, un disfrute curioso. Mis personajes no pertenecen ninguno.
–Se asoma a los bajos fondos desde el club de burlesque que regenta el hermano del protagonista ¿hasta dónde llegó?
–Soy una persona que acabo cogiendo cariño a las cosas. Para aquel documental estuve viendo clubs, vi lo de las perlas, los imitadores de Elvis y de Michael Jackson. Hay en Benidorm un punto kitsch bizarro que te deja sin palabras. Pero luego conoces a la señora que hace el número de las perlas y a su hija que la espera y la ayuda en el camerino. Ysalen con su maleta y su rebeca puesta para ir al siguiente club a hacer lo mismo. O conoces a Carmen Snake con su serpiente y lo que a ti te parece de otro mundo para ellas es su vida cotidiana. Tengo capacidad para comprender, empiezo con perplejidad y acabo cogiendo cariño.
–¿Cómo abarca el tono íntimo de sus personajes, a pie de playa, y el skyline de la ciudad?
–Benidorm sale bonita, la ciudad es un personaje más. Te cambia siempre la escala. Hay que mirar desde los rascacielos al mar, no al revés. De todas formas muchos importantes urbanistas están a favor de este desarrollo vertical. Luego está su microclima y que tiene dos bahías. Intenté que saliera más que preciosa, preciosista. Benidorm era la luz frente al Manchester nublado. Al comienzo decidimos que en las escenas de Benidorm solo se verían cielos azules, apenas un atardecer. Luego descubrimos su niebla, así que en cuanto aparecía, subíamos a grabarla desde la Torre Lugano, la segunda más alta.
–Con 'Foodie Love' (HBO) se metió en las series ¿qué le permite la televisión?
–Desde el punto de vista de la dirección en una serie cumplo el sueño de poder desarrollar las historias de los personajes secundarios. Pero si hablamos de cine y streaming, eso que nos ha obligado la pandemia, me pasa como con la comida por reparto.Te la traen del sitio que te gusta pero viene en plástico, está tibia, te la comes en tu casa, prefiero ir al restaurante. Igual en el cine, prefiero ir a la sala.
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