Cuatro décadas de una película imposible

Ambientazo en el recibidor del teatro Zorrilla, que se llenó de amigos y colaboradores de esta 'rara avis' de la cinematografía regional. Acudió con capa leonesa a los hombros y fue arropado por otros ilustres leoneses como dos de sus 'actores' de 'El Filandón', los escritores, José María Merino y Luis Mateo Díez. También Amancio Prada o Javier Muñiz, el productor que ha restaurado y añadido siete minutos a la película reestrenada ayer.

De ella, dijo Sarmiento que, cuando se recuperó de 12 días en coma por la covid y se puso a repasar su vida, solo echó en falta dos cosas pendientes: «no haber restaurado 'El Filandón' y no tratar de que sea realidad 'La fábrica de sal'», un proyecto que aún se le resiste. Por eso, reclamó a la Junta, de cuyo vicepresidente, Juan García-Gallardo recibió la Espiga de Honor, «mayor compromiso con los creadores».

Antes, Mateo Díez y Merino volvieron la vista atrás, a aquel rodaje de hace 40 años. «Era un chico muy parisino pero de León, diabólico, maravilloso y con una pasión enorme por hacer una película imposible», le retrató el creador de Celama, un universo que también podría ser el de Chema Sarmiento. Merino destacó los «hermosos recuerdos del rodaje en el que fue capaz de enlazar cuatro cuentos y un poema de autores muy distintos pero enlazados con gran maestría».

Son más de cuatro décadas de su estreno tras la cámara con 'Los montes' (1981), deslumbrante ejercicio iniciático de 'etnocine' que le abrió las puertas de la industria tras acudir a Cannes y ser nominada a los César galos.

Volver a ver la copia 'remasterizada' de 'El Filandón' da aún más grandeza al proyecto. Porque la estela de aquellos cinco narradores que aceptaron contar a la luz de la lumbre las historiales orales de mundos en extinción, no ha dejado de crecer. Luis Mateo Díez, Pedro Trapiello, Antonio Pereira, José María Merino o Julio Llamazares están hoy en la alineación de gala de la literatura leonesa. Y española.

La restauración de esta piedra angular del cine de Castilla y León le permitió a Sarmiento recordar muchas anécdotas de su rodaje. Un trabajo en el que no hubo imposiciones más allá de que «ellos ponían los relatos y yo me encargaba del guión de la película».

Como aperitivo a 'El Filandón', la Gala de Castilla y León exhibió 'El novio de la muerte' (Juan Rodríguez-Briso), 'Frágil' (Francisco Hervada) y 'Juan Carlos' (Enrique García-Vázquez).