Buñuel contado con hambre y mariposas
Seminci Joven ·
El largometraje de Salvador Simó ha reunido hoy a los institutos para hablar de amistad, miseria y onirismoSecciones
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El largometraje de Salvador Simó ha reunido hoy a los institutos para hablar de amistad, miseria y onirismoLos adolescentes de la Seminci rara vez saben previamente qué se les va a plantar en la pantalla. Llegan entre el cansancio y la ilusión que se traen de la infancia y ese rollito de 'todo sea por perder clase' que se cuela entre ... los que quieren dárselas de más canallas que el resto. En esta ocasión han recibido, en una de las salas de los cines Broadway, la historia de un joven Luis Buñuel. El director que, en la animación de Salvador Simó, escandaliza en París y quiere ir a Las Hurdes para rodar un documental y escapar de sus sueños. Ramón Acín será su firme amigo, traído al largometraje como una voz de la conciencia generosa y fiel. Cuando le toca la lotería, Acín decide cumplir una promesa loca y financiar al cineasta aragonés.
Un grupo de alumnos del instituto Juan de Juni y otro par del Pinarillo tienen claro lo que harían si les tocase la lotería. Ropa, mansión, un «cochazo», una «motaza» o un viajecito con la familia se deslizan por las palabras de Lara, 'Chuy', Carolina, Enzo o Sandra. Aún no saben bien de qué va a ir esto, así que la pregunta les pregunta a trasmano. ¿Cómo reaccionarán ante la decisión de Acín, ante ese Buñuel «perdido» -como se reconoce él en la ficción -que deja traslucir su 'yo' social al final de la aventura? El cine para estos chicos debe de ser acción, risa, entretenimiento, cultura. Alguno tiene sus reservas ante las pelis de 'dibujos' y un chaval se nota arrullado por la banda sonora hasta comprobar él mismo la fuerza que tienen los sueños. Pero la mayoría no despegan los ojos de la pantalla. Son las 11: 30 horas y ya se hace más fácil estar atentos. Entre las caras de los alumnos aparecen ceños de concentración y el largo arranca risas con algún que otro giro.
«Con esta película pensábamos que hacíamos cine para adultos y me sorprendió la reacción de gente joven», reconoce Simó. Ayer, sesión general, hoy pase para Seminci Joven. «Creo que hemos malentendido el cine para niños, para jóvenes, haciéndolo para gente poco inteligente cuando a veces lo son más que nosotros», sopesa el director a puerta de sala. Apunta con sinceridad que su mejor entrevista hasta la fecha se la ha hecho una niña de 12 años.
La fórmula de 'Buñuel y el laberinto de las tortugas' recupera un episodio real de la vida del cineasta de mirada torva, natural de Calanda, como los melocotones, en este caso inspirada a partir de la novela gráfica de Fermín Solís. Es la historia de un rodaje, como pasaba en 'The Disaster Artist', pero el relato sobre cómo se creó 'Las Hurdes, tierra sin pan' recuerda más bien a otra ficción de inspiración real que se ha fraguado casi al mismo tiempo, la que ilustró la vida de Kapuściński ('Un día más con vida'). Así, la película retoma esa combinación de animación y grabación de carne y hueso hilada con la imaginación. Si se le pregunta a Salvador Simó sobre inspiración se para más en referencias como Satoshi Kon, Sergio Leone o Tarantino, y pide críticas: «Me gusta que a quien no le guste lo exprese, puedo aprender mucho de eso», considera con humildad.
Aquí los sueños actúan como aguja, que hiere pero enhebra los surrealismos con la amistad, con el dolor, con el hambre. Las fantasías oníricas y la infancia del protagonista se entrelazan con las excentricidades de un Buñuel que no soporta ser comparado con Dalí, con un Buñuel con arrebatos a lo Pascual Duarte que se emociona con la muerte y la pobreza, con la rotundidad de la miseria jurdana. «No es el Luis Buñuel de sus grandes películas», explicó ya al principio Simó, «es uno que está buscando su identidad, su camino, su voz», desgranó para los asistentes.
Para Aurora, del Felipe II, la película finaliza como acierto. Esta alumna considera que los dibujos y la realidad conectan muy bien a través de la música y el guion. Asegura que se queda con ganas de más. Una adolescente también opina al caer los créditos. «Es muy interesante porque cuenta cómo un director llegó a ser un grande», opina Ángela, del Ribera de Castilla. Le gusta que represente la realidad, pero le parece un poco larga. En resumen, un ritmo final controvertido que deja buen poso.
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