Una imagen del piloto de 'Los años nuevos', con Iria del Río y Francesco Carril. Ernesto Reguera

Crítica

'Los años nuevos': la ambición de la intimidad

'Los años nuevos' brilla más en lo particular; pues en su intimidad donde se logran momentos verdaderamente preciosos

Samuel Regueira

Valladolid

Lunes, 21 de octubre 2024, 15:11

A partir de la misma premisa de 'One day' (Lone Scherfig, 2011), 'Los años nuevos' encapsula a lo largo de diez nocheviejas la evolución de una pareja, compuesta por el desprendido y desconfiado Óscar y la audaz e inconsecuente Ana. La ambición de la miniserie ... mira más allá de su historia de amor; pues es a la vez retrato de la generación 'milenial' que navega sin rumbo en la 'adolestreinta', mirada cínica e irónica (como toda mirada 'milenial') a los amores de generaciones anteriores y posteriores, e historia social de España, con sus tradiciones navideñas, sus avances tecnológicos, su lenguaje inclusivo y su pandemia.

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Pero al margen de sus propósitos universales, 'Los años nuevos' brilla más en lo particular. Es en su intimidad donde se logran momentos verdaderamente preciosos. Porque Ana (Iria del Río) y Óscar (Francesco Carril, que para el espléndido segundo capítulo rescata miradas y silencios de su personaje de Olmo en 'La reconquista') comparten risas, pequeños reproches, sexo y grandes peleas. Cosas que son suyas, pero también nuestras. A mayores, también comparten cigarrillos, conversaciones en el baño, chistes privados y bailes a la altura de los hombros. Cosas que son nuestras, pero también suyas.

La serie juega con largos planos y contundentes diálogos (marca de la casa Sorogoyen) en un abanico tonal que abarca desde la road movie cómica hasta la pesadilla vampírico-lisérgica de aroma lyncheano. Es inevitable, pues, que algunas de estas nocheviejas nos parezcan 'mejores' que otras. Nos pasa en las suyas, pero también en las nuestras.

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