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La actriz Mira Sorvino firma autógrafos en la Seminci. Detrás, el escritor Paul Auster.

El día en el que... Mira Sorvino se encerró en un coche hasta que no hubo fotógrafos cerca

La actriz visitó Valladolid en 1998 para presentar 'Lulú on the bridge' junto a su director, el escritor Paul Auster

Víctor Vela

Miércoles, 26 de octubre 2016, 06:18

¿Quién suspira hoy por Mira Sorvino? Con su carrera centrada en series de televisión ( Falling skies, Stalker, Intruders, Tráfico humano), hubo un tiempo en el que esta estrella (fugaz) era lo más de lo más (o casi) en el escaparate cinematográfico. Óscar en 1995 por su papel de reparto en Poderosa Afrodita, de Woody Allen. Algún éxito de taquilla en los dos años siguientes: Mimic, Romy y Michele. Y una resaca de popularidad que, en 1998, le acercó hasta Valladolid con Lulú on the bridge.

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Contaba Susana Escribano en El Norte de Castilla que la actriz llegó con hechuras de estrellona al festival el 28 de octubre de 1998. «Hizo su entrada en el Olid Meliá a las nueve y media de la noche, pero por la puerta del garaje, dando esquinazo a cinéfilos y periodistas que la esperaban a la entrada». Decía la periodista en su crónica que la actriz ordenó que el coche que le traía desde Barajas esperara a la entrada de la ciudad. Y allí aguardó ella, encerrada, quietita, hasta que le garantizaron que no había fotógrafos al acecho. Por cierto, que había pedido al festival que los fotógrafos que intentaran tomar imágenes suyas lo hicieran del lado izquierdo y por alto.

Después, intentó salir a cenar de incógnito. Con gafas de sol pasadas las diez de la noche. Ya me dirás. Estuvo en La Solanilla y se pidió jamón ibérico, fritos e la casa, chuletillas de lechazo y ensalada mixta. Para beber, un reserva de la Ribera.

En ese mismo coche, siempre un par de pasitos por detrás, iba Paul Auster (¡Paul Auster!), guionista y director de Lulú on the bridge.

Al día siguiente, el 29 de octubre, Mira Sorvino llegaba a media mañana a la sala de prensa, «aupada en unos zapatos topolino de tacón vertiginoso y vestida de negro, con un cuerpo de punto sin mangas y escotado en la espalda y una falda de tubo ajustada salpicada de flores doradas, melena al viento. Una melena multiuso que servía para esconderse cuando algún cámara osaba acercarse por su lado derecho, que debe ser el malo», decía la crónica de El Norte.

«Me encantaría trabajar en Europa. No podría citar a todos los directores, pero soy amiga personal de Pedro Almodóvar y me gustaría trabajar con él», aseguró la actriz.

Aseguró que rechaza interpretar personas malvadas: «No puedo estar dentro de un personaje que no me gusta».

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Yañadió:«Me considero una persona romántica. Creo en la belleza, en el amor y en la fe. Quiero encontrar estas cosas en la vida, por eso hice esta película, porque habla de lo que busco»

La película era Lulú on the bridge. Llenazo. Absoluto. El escritor Mario Benedetti no encontró hueco en el patio de butacas del primer pase y tuvo que instalarse en un palco.

Después, de fiesta en La Salamandra. Yal día siguiente, fin a la visita a Valladolid (mucho más cercana ya en su trato con la prensa y los aficionados). Sí que se quedó más tiempo Paul Auster, quien dirigió una película en la que, según María Aurora Viloria, periodista de El Norte, «están muchas de sus constantes literarias, desde el amor y la soledad al azar que puede cambiar la existencia».

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