Letreros anunciadores de la programación en 1965.

La foto fija de un largo rodaje

La sala de la Pasión acoge desde hoy una exposición que recorre la historia de la Seminci, el festival que ha descubierto filmografías desconocidas para el cine español

Victoria M. Niño

Sábado, 5 de septiembre 2015, 13:41

Cada octubre Valladolid se vuelve cinéfila. Como en el resto del país, el número de salas ha mermado, las nuevas generaciones prefieren las pantallas portátiles y cada vez menos títulos se pelean la taquilla, pero la Seminci vuelve en otoño como un paréntesis en el que reina el celuloide. Desde hace sesenta años viene siendo así. Para contar esa historia, recordar a los directores que le han dado el apellido de 'festival de cine de autor' y explicar la «coherencia» de su historia, Asier Mensuro ha trabajado en 'Una historia de cine', una exposición que se inaugura hoy en La Pasión.

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Un gran cronograma da la bienvenida al visitante, una línea del tiempo con 62 paradas en las que se destaca lo más relevante de cada edición y las interrelaciones entre ellas. «Si hay algo que distingue a la Seminci del resto de festivales es su coherencia. Ha sido la puerta de entrada de directores y filmografías que desde Valladolid se distribuyeron por toda España. Si hablamos de los clásicos, Bresson o Bergman comenzaron aquí; si de los modernos, Egoyan o Moretti. Esa línea del tiempo pone de relieve casos como los de Fellini, que estrena aquí una película, al cabo de unas ediciones se proyecta otra, luego se le dedica un ciclo o se le da un premio honorífico. A eso me refiero con la coherencia, no solo descubrir sino incorporar y seguir a un director», explica Mensuro, comisario de la muestra. Ese mapa del tiempo está rodeado de material colgado en las paredes.

«He querido rendir un homenaje a Valladolid y a la Seminci en un collage gigante con imágenes de directores, películas, personajes que han acudido al festival, que ponen de manifiesto que esta es una ciudad de cine, con afición. También hay un vídeo inicial del No-Do y otro final, el spot que hizo Isabel Coixet para celebrar el 50 aniversario».

Los protagonistas del cine de autor han sido retratados en fotografías de autor. Pedro Usabiaga y Luis Laforga firman una veintena de imágenes de ilustres invitados del festival. Y de los protagonistas a la cartelería. «Hacemos una reflexión sobre los carteles y muy concretamente sobre un cartelista, Manuel Sierra, que firmó el de la 29º edición que pasó a convertirse en anagrama de la Seminci. Hay obra original del pintor, bocetos descartados a través de los que se puede ver el proceso hasta llegar al resultado. Cuando se le encarga el cartel se pide refleje el concepto de 'amor por el cine' y que a su vez sirva de logotipo. Sierra pidió a varias personas que imprimieran sus labios en cartulinas muy rudimentarias y tenemos las pruebas de esos besos. En 2010 el estudio de diseño Daza actualiza la tipografía, saca los labios del fotograma y los gira ligeramente hasta convertirlo en el anagrama que se usa hoy».

La muestra deja un rincón para el sofá de los labios de la Seminci donde los visitantes podrán hacerse una foto y verse en un cartel. «Otro tema de la exposición son las películas. En su día Seminci hizo una encuesta sobre las cinco películas preferidas por el público del Festival. Esos títulos, también la evolución de los premios, tienen su apartado». Un vídeo reproduce el discurso de agradecimiento a la Espiga de Honor por Antonio Banderas.

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Ya en el piso de arriba, la historia del festival se sigue a partir de las cabeceras de las proyecciones. «Quizá mucha gente no sepa que las han firmado profesionales de Armand Animation, Martin Koopman o Ferenc Cakó. Este último dedicó un dibujo a la Seminci y también estará en la exposición».

El cine de autor ha sido seguido por los autores del cine que han ido publicando año a año sus ensayos y monografías. «No creo que me equivoque si digo que la Seminci es el festival que más libros ha publicado. El festival y los invitados pasan cada año, y lo que permanece son los libros. Habrá unos cuantos volúmenes elegidos por su belleza para que la gente los consulte y un punto de venta de la Seminci para quien quiera comprar», cuenta el comisario.

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El primer homenaje es a la ciudad, el segundo a Radio Televisión Española, el medio audiovisual que ha cubierto la cita puntualmente. «He simulado una gran tira de fotogramas y cada uno es una pantalla en la que pueden verse declaraciones de gente como Delibes, Rabal o Egoyan».

Mensuro reconoce que «la historia de este festival impresiona. Quizá yo tenga una visión periférica que permite apreciar mejor su aportación. Si nos paramos en los directores que más tiempo estuvieron en el cargo, Antolín de Santiago Juárez y Fernando Lara, en el caso del primero se trataba de un festival de cine católico que sin embargo permitió ver cintas censuradas en toda España como 'La naranja mecánica' o 'El imperio de los sentidos'. Corría el año 1956, no había otro sitio en el país donde ver esas cosas. Lara fue el director que profesionalizó el festival con un trabajo intachablae, su modelo de ciclos, su afán por mostrar el cine internacional sin olvidar el nacional». El comisario repara en directores más fugaces, «es que si pensamos que con Carmelo Romero y con Fernando Herrero, en unos años de muy corto presupuesto, se trajo el primer ciclo de cine árabe o el de Jarmusch, cuando aquí nadie les conocía y luego han sido dioses. Y por acercarnos a hoy, el propio Angulo reivindicó la figura de Carlos Saura, tan necesaria». Mensuro reconoce la ayuda de Luis Alberto Martínez, documentalista de la Seminci y del guionista César Combarros para reunir las fotografías, vídeos, bocetos, libros, artilugios y carteles que pueblan desde hoy La Pasión hasta el 1 de noviembre para contar la historia del festival a quienes le siguen.

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