Los secretos del dinero europeo del siglo XVI desvelados en Valladolid

Los procesos de hidalguía llenan las estanterías de este archivo y también tienen su repercusión en el comercio, como muestra esta exposición en su primer apartado, 'Vida y familia'. Un comerciante asentado en París acudía al tribunal vallisoletano para probar su hidalguía en 1506. Los matrimonios internacionales iban acompañados de testamentos notariales para dejar constancia de la dote que aportaba, por ejemplo, la hija del mercader Alfonso Catalán antes de su enlace con un comerciante genovés en 1528. El rastro biográfico de los tratantes llega a cartas personales como la que dirige Juan Bautista Guicciardini, mercader residente en Amberes, a un colega asentado en Valladolid, el florentino Reinaldo Strocci, lamentando estar en la cárcel por una deuda contraída contra él. Un Arnolfini muy posterior al del cuadro de Jan vanEyck (Giovanni), Vicenzo, mercader de Lucca y vecino de Amberes, rinde cuentas por escrito a Juan Crispín, mercader, morador en la casa de Balduino Barbier, con cuya hija se había casado, sobre el seguro y la venta de las balas de pastel a la compañía de los Guicciardini.

La muestra evidencia la importancia de la escritura en los negocios del XVI. Las compañías firman operaciones internacionales gracias a mecanismos como la letra de cambio y a declaraciones de sus bienes. El inventario de libros de la compañía Trechsel detalla títulos, número de volúmenes, precio y valor total de las mercancías. Francesco Antenori, Bernardo Uguccioni y otros empresarios ayudaron al concejo de Medina del Campo con 460 ducados en el movimiento de las comunidades de lo que dejan constancia. Certificaciones como la de la compra de vinos en Burdeos y La Rochelle por Jean Simonetti, mercader de Middelburg, para entregar al florentino Alessandro Antinori, residente en Amberes, también duerme en Chancillería, según desvela el apartado 'Compañías y negocios'.

Las rutas marítimas dejan una estela de seguros, de intereses de diferentes partes en cada operación, de salvoconductos y permisos, como recoge 'Navíos y rutas'. Las cartas de flete reúnen a contratantes, naves, comerciantes, mercancías y puertos en un mismo contrato. Todos estos documentos llegan al Archivo porque se presentaron como pruebas en litigios que se resolvieron en este tribunal. En la mayoría de los procesos, los litigantes extranjeros delegaban en procuradores su representación. Los documentos que no se recogían quedaban depositados en el Archivo, del que ahora se desperezan y pueden verse hasta el 30 de octubre.