El rincón de Galatea: ¿sabe quién ha ganado la Seminci?
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«A la espera de la lectura del palmarés del jurado que este año preside Josefina Molina, desde aquí nos atrevemos a asegurar que, un año más, los triunfadores de la 64 edición de la Seminci son los vallisoletanos»
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Aquí estamos, encarando la recta final del festival de cine de Valladolid, dispuestos a contarles quién se llevará la Espiga de Oro, si será veterano o novel, de qué país, con qué trama... Aunque en El Norte nos hemos empeñado en anunciarles antes que nadie quién es el triunfador de la 64 edición de la Seminci, a pesar de que no sea gracias a los augurios de nuestros cinco magníficos críticos, a quienes cada día de cada edición desde hace unos cuantos años les pedimos algo tan arriesgado como su puntuación sobre cada una de las películas a concurso de la Sección Oficial, una valoración que casi nunca coincide con el palmarés final del jurado oficial, sin que por ello nuestros cinco magníficos pierdan ni un fotograma de prestigio y solvencia como periodistas especializados en el séptimo arte. Y es que esto de elegir la mejor película entre las que entran en competición, este año 18, es un ejercicio en el que cuentan inumerables variables.
A la espera de la lectura del palmarés del jurado que este año preside Josefina Molina, desde aquí nos atrevemos a asegurar que, un año más, los triunfadores de la 64 edición de la Seminci -el evento cultural más importante del año en Castilla y León, según los estudios del propio Ministerio de Cultura- son los vallisoletanos, que renuevan una vez más, como se viene repitiendo desde hace dos tercios de siglo, su compromiso con el buen cine de autor, el que cuenta historias de verdad y con verdad, el que no sabe de fronteras geográficas, ni de estrellas rutilantes, ni de trampas comerciales, ni efectismos técnicos (ni casi nunca de finales felices). Tal vez por ese rasgo de autenticidad que distingue a los filmes seleccionados para competir en la Seminci, es momento una vez más de pedir a los representantes de las distintas administraciones implicadas en la pervivencia del festival que no se pongan trampas de guion, que no sobreactúen, que no quieran robar plano... que se pongan en su papel.
Que lo hagan por un festival de cine que representa un sillar importante en los cimientos culturales de una ciudad que apenas dos días después de que la Seminci funda a negro se sumerge en esa bendita tradición en torno al Día de Todos los Santos de recordar a su poeta y dramaturgo José Zorrilla con media docena de representaciones del Tenorio en el coso que lleva su nombre en la Plaza Mayor, gracias al esfuerzo y la ilusión de Amigos del Teatro. Y todo ello mientras la ciudad empieza a asistir a la puesta en marcha del programa con el que conmemoraremos el Centenario del nacimiento de Miguel Delibes, un vecino más que además es el novelista español más importante de la segunda mitad del siglo XX. Y en días como mañana, en que se inaugura una exposición en el Patio Herreriano con obras de la escultora barcelonesa Susana Solano, artista de enorme proyección internacional, considerada heredera, nada menos, de figuras como Julio González, Jorge Oteiza o Eduardo Chillida.
Cine, teatro, arte. Motivos más que suficientes para presumir de un título, el de ciudad de cultura, que Valladolid se ha ganado por méritos propios, con la fuerza de los hechos y la implicación de sus ciudadanos.
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