Richard Ford.

El rincón de Galatea: Richard Ford, la vida fluye

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El escritor, Premio Princesa de Asturias 2016, transmite con realismo una crónica social y humana de América que llega a la conclusión de que es absurdo plantearse la vida como una búsqueda de la felicidad

Viernes, 31 de enero 2020, 17:22

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Frank Bascombe, el personaje creado por Richard Ford (Jackson, Mississippi, 1944) en 1986 en la novela 'El periodista deportivo' y cuyas andanzas vitales hemos ido conociendo en 'El Día de la Independencia' (1996), 'Acción de gracias' (2006) y en la compilación de cuatro relatos 'Francamente Frank' (2014), ama el presente, no quiere mirar hacia un futuro nebuloso, sobre el que él no tiene, o no cree tener, capacidad de actuación. Pero tampoco quiere mirar al pasado, quizá por su miedo a esa capacidad del pasado para definir a una persona desde el mismo momento del nacimiento.

Esos son los cimientos sobre los que hace ya casi 35 años Ford levantó el edificio literario en torno a un personaje cuya experiencia vital fluye como un río, o como una larga carretera, en el sentido más springstiniano de ambas definiciones -no en vano, escritor y cantante, Richard Ford y Bruce Springsteen, pertenecen a la misma generación y a ambos se les agrupó en su momento como artistas de la era Reagan-, sin grandes sobresaltos, sin momentos de catarsis desencadenadoras de grandes giros argumentales. Unas experiencias que permiten al lector descubrir que Frank, al que conocimos en la treintena, acompañamos en la madurez y en la entrada en la vejez, no es feliz, por mucho que su vida no sea más que una búsqueda de la felicidad condenada al fracaso, según define con acierto el escritor y crítico asturiano José Ángel Gayol.

Y con una tan en apariencia escasa exigencia argumental, el escritor, Premio Princesa de Asturias 2016, transmite con realismo una crónica social y humana de América, que tampoco resultará exótica al lector de este lado del Atlántico; una crónica que llega a la conclusión de que es absurdo plantearse la vida como una búsqueda de la felicidad, «cuando la vida siempre es algo más duro, pero también mucho mejor, en serio», según la propia definición de Ford por boca de su personaje con el que tanto comparte (pero que no es su alter ego. Porque, como advirtió hace unos meses el propio autor en Barcelona, no posee tanto ego como para desdoblarlo en un alter ego).

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