Secciones
Servicios
Destacamos
Internet ha sido siempre caldo de cultivo para bulos y noticias falsas. Sin embargo, gracias a la sofisticación de muchas herramientas digitales, cada vez resulta más sencillo desmontar las temibles 'fake news'. Dicho de otro modo, con todos los recursos disponibles a nuestro alcance, hoy ... quien cree una información engañosa de un mal medio de comunicación es porque refuerza un prejuicio.
Sin embargo, al margen de esta consideración, existen maneras documentadas de influir e incluso de manipular en la opinión de las personas a través de informaciones veraces y rigurosas. Estos sesgos se basan en una utilización (mal)intencionada de las palabras en según qué contextos. Recuerden, por ejemplo, cuándo utilizamos 'imputado' o 'investigado' en situaciones que, desde 2015, harían de estos términos dos sinónimos prácticamente intercambiables. El sesgo de las palabras es incuestionable, pero también invisible. Como lo es también, en muchos más casos que su utilización; su omisión
«Informar con datos falsos es cada vez más arriesgado, porque hoy casi todo se puede verificar fácilmente: el problema reside en lo que no se puede verificar: aquello que el periodista se calla», explica el escritor y periodista Alex Grijelmo: «La principal manipulación periodística y política de hoy en día se basa en el silencio: los datos que se omiten y cuya ausencia altera la veracidad del mensaje».
Grijelmo expuso muchas de estas artimañas en 2012 en su libro 'La información del silencio: cómo se miente contando hechos verdaderos' (editorial Taurus). En él se pasa revista a las máximas de Grice, cuatro principios de comunicación enunciados por el filósofo Paul Grice y aplicados al periodismo: cantidad, cualidad, claridad y relevancia. La cantidad puede verse afectada con un sinfín de datos veridiquísimos pero innecesarios, si bien lo más habitual es que la información omita algún detalle pertinente y, al hacerlo, provoque más una reacción emocional que un juicio reposado; por ejemplo, ante una medida política o una sentencia judicial de amplio calado mediático.
La cualidad en cambio es muy fácilmente detectable si estamos pendientes de los titulares con un verbo en condicional. Si estamos alerta ante informaciones encabezadas por 'podría', 'habría' y similares sabremos que no debemos tomarlo como una realidad rotunda y contrastada, aunque lo que en ella se cuente sea cierto, antes o después. Esto se relaciona también con la máxima de claridad de Grice, pues la ambigüedad de esta forma verbal implica tanto una suposición como una condición de posibilidad, y no debemos dar por válidas las informaciones que puedan entenderse de más de una manera.
La exposición de datos pertinentes es la base para cumplir la cuarta máxima de Grice, la de relevancia. Sin embargo, al tratar de dar ritmo y literatura a las informaciones es importante escoger tanto las palabras oportunas como las omisiones adecuadas. En esos significativos silencios pueden darse, según Grijelmo, «paréntesis» que se presten a malinterpretaciones. Son construcciones sintácticas bautizadas por su autor como 'yuxtaposiciones informativas', y siguen funcionando doce años después de la publicación de este libro.
Grijelmo
«La más extendida es la falacia de que hechos correlativos son hechos relativos», apunta el autor. «Cuando se dice 'los resultados del equipo empeoraron desde que fulano es el entrenador'. De acuerdo, el dato es verdadero; pero si se omite que en ese periodo se lesionaron cinco jugadores y que el calendario deparó el cruce con el Madrid, el Barcelona, el Atlético y el Girona, que son los mejores de la tabla, se está transmitiendo una idea falsa con datos ciertos».
Con esta técnica se obliga, a base del silencio, a interpretar un sentido concreto, de forma casi inconsciente por el lector, que puede no tener que ver con los hechos. Y detrás de ellos, también puede haber una intención maliciosa: en noviembre del pasado año, la Delegación del Gobierno en Madrid cifró en 170.000 personas la concurrencia a una manifestación en la plaza de Cibeles: «Los medios recogieron ese dato y el público lo habrá dado por bueno», asume Grijelmo. Pero faltaban otros: «La concentración ocupaba 25.800 metros cuadrados, calculados generosamente; un dato que se puede obtener a partir de fotos cenitales con una herramienta que ofrece Google Maps; y si descontamos los 859 metros cuadrados que ocupa la fuente de la diosa con sus leones, nos quedamos en unos 25.000 metros cuadrados: para que hubiera 170.000 manifestantes hacían falta casi siete personas por metro cuadrado, lo cual es imposible», zanja. «Si no se hubieran silenciado esos datos, la gente habría sabido que la información oficial era falsa pero, al omitirse, el público la habrá dado por verdadera».
Los sesgos y desinformaciones no son solo patrimonio de la prensa política o deportiva. También en algo tan aparentemente matemático como las páginas económicas podemos encontrar intentos de manipulación, tal y como señala el periodista Yago Álvarez Barba en 'Pescar el salmón' (Capitán Swing, 2023): «La economía suele proyectar una imagen de ciencia con una jerga compleja para mantener fuera a la gente», asevera.
En su obra, Álvarez pasa revista al poder del lenguaje para conformar pensamientos y sentimientos: «Los eufemismos son una base para esconder culpables y consecuencias, como el ejemplo clásico 'enfriar la economía', que quiere decir 'arruinar a mucha gente'. El autor considera que buena parte de la prensa económica encuentra que «es fácil manipular sin mentir, y en las últimas décadas ha pasado de dirigirse solo a inversores y expertos en mercado a hablar para un público general, donde tienen interés en generar opiniones».
Yago Álvarez
Álvarez Barba busca desarticular alguna de las estrategias más comunes que ha detectado con su consumo masivo de estas informaciones: invitar al análisis superficial con un titular claro y un texto farragoso; o brindar narrativas sin alternativa «como que la austeridad era necesaria» son algunas de las argucias más recurrentes. El periodista económico también enumera herramientas del lenguaje fácilmente detectables, la primera de ella los recurrentes anglicismos; pecado capital de esta literatura informativa «herencia de la academia anglosajona que hace que todo 'suene mejor' y a la vez contribuye a alejar a la gente, a generar barreras». Recordamos aquellas hipotecas 'subprime' para hablar de productos financieros de alto riesgo, pero también el 'downsizing' (recorte de personal), 'outsourcing' (subcontratación) o los 'default' (impagos).
Los anglicismos empapan hasta a las trampas del lenguaje: «Hay técnicas de intentar engatusar, como el 'paltering'; o de aislar totalmente la información como el 'framing'», señala Álvarez. Pero sin duda llamarán la atención en lo sucesivo, a quien quiera estar alerta, las palabras comadreja, o 'weasel words', que engloban en deliberadamente vagas autoridades («Algunas autoridades», «Muchos expertos») declaraciones que trasladen una visión sesgada bajo una falacia de autoridad.
Ambos autores coinciden en el rol del poder para desarrollar este ojo clínico: «Es importante saber qué nos están intentando 'colar', empoderarnos para leer este tipo de prensa y generar nuestras propias opiniones: si nos metemos en economía nos metemos en política, y si nos metemos en política nos metemos en democracia», valora Álvarez. Grijelmo coincide en quién es el principal interesado en manipular a las masas: «Cualquiera que tenga poder; político, económico, mediático... incluso una comunidad de vecinos».
Precisamente son los colectivos sociales quienes más denuncian los atropellos de ese incorpóreo y abstracto poder, cuyos tentáculos también pueden llegar a estas (des)informaciones que arrojen juicios sesgados. Así lo asevera Ana Gaitero, presidenta de la Asociación de Periodistas Feministas de Castilla y León: «En el caso de las mujeres, se tiende a generalizar cuando se habla de denuncias falsas, de 'todas las violencias' o de 'violencia intrafamiliar'», deplora. Estas técnicas y etiquetas, bajo su perspectiva, «restan fuerza al impacto de la violencia de género e ignoran su abordaje».
Gaitero identifica a su vez un bien reciente ejemplo de manipulación contra el movimiento feminista con hechos reales: la manifestación del 8M que tuvo lugar días antes de que se decretase el estado de alarma: «Se estableció una relación causa-efecto entre esta movilización y los contagios; sin embargo, el coronavirus ya estaba ahí, detectado en quienes habían viajado desde China o que tuvieron contacto con personas que habían estado allí», rememora. «Pero se consiguió criminalizar al movimiento, se creó un sentimiento de culpa entre las mujeres activistas, y las feministas se convirtieron en un blanco fácil, mientras nadie se pronunció contra, por ejemplo, los carnavales».
La periodista se alinea en la idea de que «contribuir a audiencias críticas supone contar la historia completa», incluso insistiendo en la vieja máxima 'Dato mata relato': «Hay registros de sobra para demostrar que, aunque haya extranjeros que matan a mujeres, la mayoría de los crímenes machistas son cometidos por hombres nacionales». Esto también se aplica en otras ideas que encuentra equivocadamente arraigadas en la sociedad: desde el permiso de paternidad a la importancia de las leyes que afectan a la igualdad o las consecuencias en las medidas económicas y políticas que afectan a más del 50% de la población».Y, quizá lo más importante para el final, ¿cómo puede desarrollar cualquiera este ojo clínico, o lo que en el gremio se conoce como 'olfato periodístico'? Grijelmo da la respuesta: «Un lector habitual de periódicos puede percibir mejor estas manipulaciones, porque atesora un mayor volumen de información y de contexto», agrega, y concluye con una precisión: «Lo detecta aún más un lector habitual de periódicos en papel, porque practica una mayor capacidad de concentración y pasa más tiempo leyendo que el lector en soporte digital».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.