Redes y neuronas en el futuro de lo digital
Juan Manuel Corchado imparte una conferencia sobre inteligencia artificial en el Museo de la Ciencia
¿Estamos más cerca de 'Blade Runner' o de 'Terminator', de '1984' o de 'Un mundo feliz'? Si nos dirigimos más hacia una sociedad dirigida por el Gran Hermano de Orwell, a una convivencia entre robots digna de las historias surgidas de la pluma de Asimov o a la erradicación de la raza humana y su sustitución por máquinas a cargo de la todopoderosa Skynet es algo que solo es capaz de intuir Juan Manuel Corchado, catedrático en la Universidad de Salamanca y doctor en Inteligencia Artificial por la University of the West of Scotland, que celebró ayer una charla en el Museo de la Ciencia en torno a los últimos avances que se han estado desarrollando dentro del campo de la inteligencia artificial. El encuentro estuvo presentado por la directora del centro, Inés Rodríguez Hidalgo, en un nuevo acto del IX ciclo de conferencias 'Increíble pero falso', en la que Corchado, responsable también del laboratorio de investigación y transferencia BISITE y del IoT Digital Innovation Hub, estuvo desmontando varios mitos y falsedades, y corroborando algunas ideas preconcebidas que se encontraban ya acertadas, en torno a la inteligencia artificial.
No se puede controlar la inteligencia artificial: Falso. Pese a las dudas que suscitan nuevas tecnologías como el 'blockchain', todas las incertidumbres en torno a estas herramientas siempre son más sobre su durabilidad o su pervivencia a largo plazo. El control sobre estas tecnologías es grande, tanto para evitar manipulaciones en los datos como para facilitarle el manejo al usuario final. Los sistemas monitorizan toda clase de información (incluidas fuentes susceptibles de, por ejemplo, promover propaganda terrorista), tanto en vídeo como en texto, para acceder y localizar a los generadores de ese contenido.
La inteligencia artificial trabaja de manera similar a la mente humana: Cierto. Las redes neuronales replican el funcionamiento del cerebro de las personas, con varios puntos de entrada que se sirven de mecanismos internos de traducción hasta llevarlos al punto de salida, de manera similar a la que nuestros lóbulos, cerebelo y otras zonas de nuestra cabeza identifican el dolor, la risa o el sentido del equilibrio y lo llevan a que nuestro cuerpo reaccione de manera adecuada. Hay diferentes maneras de controlar la inteligencia artificial, como algoritmos genéticos (siempre en continua mejora y expansión) entre los que cabe destacar los sistemas multiagente o la lógica difusa: de igual manera que tres personas de distintas zonas del globo pueden experimentar respectivamente frío, calor y bienestar en un mismo clima, estos sistemas permiten captar ese amplio rango de sensaciones.
Las redes neuronales se encuentran ya preprogramadas: Falso. Las redes neuronales son modelos computacionales que vienen entrenados para resolver tareas sencillas en cuanto se les presenta, pero no con un programa previo. Por ejemplo, resultan capaces de identificar en una fotografía, por sus rasgos físicos, si es de un hombre o una mujer, e incluso con la imagen digitalizada de una protuberancia en la epidermis tienen la capacidad de discernir si se trata de un melanoma o de un tumor benigno. Uno de los mayores éxitos en este tipo es el convolucional, que es capaz de analizar miles de imágenes reduciéndolas de tamaño y analizándola hasta que, a un píxel de tamaño, resulta debidamente clasificada.
Cada vez resulta más difícil discernir la inteligencia de un robot a la de una persona: Falso. Todos los avances en inteligencia artificial o en robótica van centrados en que una máquina sea capaz de realizar con precisión casi humana una tarea, cualquiera. En ese sentido, salvo en 2018, advierte Corchado, se han estado registrando avances constantes y notables. Sin embargo, la inteligencia humana en su totalidad es mucho más vasta y compleja porque, si bien con desigual destreza, nuestro cerebro es capaz de cubrir un buen número de tareas y responsabilidades de diferentes exigencias (tanto físicas como mentales), mientras que la robótica se vertebra en especializar a la máquina en la realización de un único desempeño.
La tendencia lleva a la seguridad y la personalización: Cierto. Todos los esfuerzos actuales en la inteligencia artificial se focalizan en estos dos campos; por un lado, la seguridad, cada vez más puesta en entredicho dada la inmensa variedad de amenazas digitales que pueden afectar a distintos tipos de usuario, y que se sirve de algoritmos y sistemas cada vez más decididamente indescifrables con el fin de preservar los datos que se intercambian en los flujos de información. Por otro, y no menos importante, la personalización, el saber qué llevar, de nuevo, a cada tipo de usuario, a fin de darle la mejor respuesta y más ajustada a sus demandas. Con todo, el panorama ahora se encuentra dividido: numerosos profesionales y gobiernos de todo el mundo siguen escépticos con el uso que grandes empresas hacen con nuestros datos, e invierten grandes recursos para vigilar a estos gigantes; mientras los hogares hacen hueco a la domótica y los electrodomésticos inteligentes para dejar nuestras vidas en manos de las máquinas.
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