«Yo no busco el realismo. Planteo juegos tonales, cromáticos y gráficos parar transmitir un sentimiento», explica Toni Fejzula.

'Patria' atrapa también en viñetas

A la venta, el próximo martes. El cómic de Toni Fejzula, basado en el bestseller de Aramburu, tiene más de 300 páginas cargadas de emoción. «Quiero que el lector empatice»

isabel urrutia cabrera

Lunes, 15 de junio 2020, 14:00

¿Qué puede aportar una adaptación gráfica del bestseller de Fernando Aramburu? ¿Se pueden sintetizar las 646 páginas de 'Patria' en un volumen de 304 con viñetas? Son preguntas que cualquiera puede hacerse y evidentemente Toni Fejzula (Belgrado, 1980) también se las planteó antes de ... ponerse manos a la obra. Sabía que el reto era mayúsculo. Pero no se achantó a la hora de asumir toda la responsabilidad del proyecto: dibujo, color y guion. Casi dos años le ha llevado el trabajo y ha quedado satisfecho. Tanto como Aramburu, que en su momento no dudó en darle plena libertad para afrontar el empeño. «Gran trabajo. Mi más cordial enhorabuena», ha colgado en Twitter el autor donostiarra, junto a una página en la que se ve en primer plano a Miren. El personaje que mejor encarna el fanatismo etarra en una novela que gira en torno a dos amigas, separadas por el dolor y el odio.

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El martes se pone a la venta el cómic 'Patria' bajo el sello de Planeta, adelanta hoy 'El Correo'. Es una interpretación expresionista, llena de emoción, de la obra de Aramburu. Todo fluye y las páginas se pasan volando. Se ofrece en tapa dura, cuesta 30 euros y demuestra, una vez más, que Fejzula es un artista con muñeca y buenos reflejos. Hijo de jugadores profesionales de balonmano de Yugoslavia, en su caso siempre ha tenido claro que todas sus energías debían volcarse en el dibujo. Desde 1993 vive en Barcelona, donde se licenció en Bellas Artes y lleva casi 20 años en la palestra. ¿Sus puntos fuertes? La versatilidad y la inteligencia. No solo es un creador respetado en los mercados editoriales de Europa y Estados Unidos, que domina el arte de pintar ambientes y de plasmar la psicología de los personajes. También es un lector voraz y exigente.

«Tengo debilidad por los grandes autores. Aquellos que saben hilar las imágenes de una forma distinta y compleja. Los que no se limitan a sumar una escena y otra, y otra, y otra. La literatura con mayúscula no aburre. ¡Te sorprende!», razona en conversación telefónica desde su casa en la Ciudad Condal. Antes de aceptar el encargo de 'Patria', ya había adaptado 'Rojo y negro', de Stendhal, y no le importaría hincarle el diente a 'Germinal' de Zola. Aunque también se desenvuelve a la perfección en otros registros: 'Dead Inside' y 'Evil' tocan el género de terror y el thriller carcelario con guiones de John Arcudi y Greg Rucka respectivamente. «Ahora estoy volcado en una historia de fantasía y épica, con guion de Tze Thee Chun, para la editorial TKO. Curiosamente, estoy aplicando técnicas que he podido perfeccionar con 'Patria'. Igual me queda como un churro, pero hay que intentarlo. Así se avanza».

«No hay que ofuscarse»

En todos sus trabajos demuestra una gran capacidad analítica y sentido del ritmo. De ahí que no le costara reconvertir la novela de Aramburu en un cómic. «Es muy importante fragmentar las obras. No puedes tenerlas en su totalidad en la cabeza. Hay que ir paso a paso. El 'storyboard' (guion gráfico) fija la imagen y el texto. Después viene el color... Todo está interrelacionado y hay que ir peldaño a peldaño. De lo contrario, te ofuscas y no avanzas». Ha respetado la estructura del libro, «incluidos los saltos en el tiempo y la voz del narrador». Siempre hay recursos que facilitan la compresión inmediata. «No quiero que nadie se quede parado, la historia tiene que arrastrarte. Así es 'Patria' de Aramburu y yo no quería traicionar ese espíritu».

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Además de conocer Euskadi y tener buenos amigos vascos, el nacionalismo excluyente, la violencia y la persecución no le son ajenos a Fejzula. La familia de su madre tuvo que dejar Dalmacia, en Croacia, por tener un apellido serbio, y por parte de padre tiene raíces kosovares. Un pasado que le ha inmunizado contra las obsesiones identitarias. Él se siente «tranquilamente» barcelonés y libre de ataduras. Sus pasiones son el dibujo, su mujer y la pequeña Lena, de cinco meses.

- ¿Qué ofrece una novela gráfica que no se pueda ver en la serie 'Patria' que tiene previsto emitir HBO?

- Yo no busco ser lo más realista posible. Lo mío no es una crónica ni un documental. En mi caso, planteo un juego tonal, cromático y gráfico que busca transmitir emociones... Esa es mi meta. Quiero que el lector empatice con cada viñeta.

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