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Los visitantes de la exposición pueden reencontrarse con personajes de su infancia como Espinete. EL NORTE

De paseo por los años 70, 80 y 90

Personajes, música, juegos, vestimentas y mobiliario permiten al público familiar hacer un viaje al pasado desde hoy y hasta el 5 de abril en la Feria de Valladolid

claudia carrascal

Jueves, 5 de marzo 2020, 07:19

Abrazar a Espinete, leer un ejemplar de El Diario de Siglo XX, ser concursante del 'Un, dos, tres… Responda otra vez' o sentirse como uno de los protagonistas de 'Verano Azul' son solo algunas de las cosas que permitirán al público viajar a los años 70, 80 y 90 en la exposición 'Yo fui a EGB'. Esta muestra, que recopila artículos emblemáticos de la sociedad española a lo largo de 25 años, desembarca hoy en la Feria de Valladolid y podrá visitarse hasta el próximo 5 de abril.

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Javier Ikaz y Jorge Díaz son los creadores de esta muestra, que definen como una máquina del tiempo DeLorean, aunque en este caso no es para viajar al futuro, si no para regresar al pasado. «Es un recorrido muy interactivo y vivo, ya que la gente tiene en mente el proyecto y cuando encuentran artículos que van a tirar y pueden enriquecer la exposición nos escriben», explica Jorge Díaz.

A lo largo del recorrido los visitantes se topan con un kiosco en el que se pueden ver las chucherías típicas de la época, pero también las revistas y periódicos o algunos de los juguetes más demandados como el yoyó. En la tienda de ultramarinos los protagonistas son los productos de alimentación, mientras que en la réplica de salón de los años 80 no falta el clásico teléfono de ruleta o la televisión decorada con la sevillana y el toro, además, del tradicional tresillo de escay.

La cocina en tonos verdes cuenta con todo lujo de detalles, desde la mesa de formica hasta el detergente para lavar. Otra de las salas que más recuerdos evoca es el videoclub, en el que se pueden ver las carátulas de títulos tan exitosos como 'Regreso al futuro', 'E.T., el extraterrestre' o 'Lo que el viento se llevó'. En los recreativos se puede practicar con los primeros juegos electrónicos y el presentador del '1,2,3… Responda otra vez' es el encargado de poner a prueba a los visitantes.

Un aula con la tradicional pizarra de tizas, los pupitres, los libros de texto de los años 80 y una profesora que controla que nadie copie en el examen completan la visita, aunque no sin antes participar en una última prueba sensorial. ¿Serás capaz de adivinar los olores, sonidos y texturas?

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Canicas, libros, personajes como Heidi, Marco o Naranjito, juegos de mesa o bandas sonoras son la clave de una exposición que no solo pretende cautivar a los nostálgicos, también mostrar a las nuevas generaciones como fue la sociedad en la que vivieron sus progenitores. Jorge Díaz aclara que «es una exposición destinada a todos los públicos, sin embargo, es muy bonito verla en familia porque permite interactuar a tres generaciones. Padres y abuelos son los encargados de explica a los más jóvenes su forma de vida».

'Yo fui a EGB' nació hace diez años como una página de Facebook que pretendía aglutinar a los nostálgicos de la época de la EGB. En la actualidad, es una comunidad con más de 1,5 millones de seguidores, cuatro libros de los que se han vendido más de 700.000 ejemplares, un disco con la recopilación de los mejores temas y ahora una exposición que permite el cruce intergeneracional.

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«En un principio, el objetivo no era llegar a los más jóvenes, pero con los libros comenzaron a mostrar interés por el pasado de sus padres y se ha convertido en un proyecto que traspasa generaciones», afirma Díaz.

Determinados personajes han trascendido con el paso de los años como E.T. o los Gremlins, no obstante, los objetos relacionados con la tecnología como la máquina de escribir o los teléfonos son los que más asombran a los más tecnológicos. Esto se debe, según Díaz, a que el cambio más importante en estos cuarenta años ha sido el paso de analógico a digital.

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«Ser analógico no solo conllevaba carecer de Internet, también saber esperar», asegura. De hecho, recuerda que en esos años tan solo había dos canales en la televisión y para ver los dibujos había que esperar al sábado a mediodía. La música se escuchaba en formato casete y para ver las películas había que ser el más rápido en acudir al videoclub porque solo había una copia y si no eras el primero en cogerla podías tardar semanas en verla.

«Esto no tiene nada que ver con lo que conocen los niños hoy en día. Todo está a golpe de clic de inmediato y en el lugar que quieras, no hay fronteras ni esperas», sentencia. Por otra parte, comenta que la forma de jugar tampoco tiene nada que ver, entonces se bajaba a la calle y se discurrían juegos, ahora el ocio está vinculado a la tecnología. No obstante, insiste en que «la tecnología no es mala, pero hay que saber dosificarla y no perder otros valores». También hay que tener en cuenta que los más pequeños solo replican las acciones y costumbres de adultos que han cambiado la peonza y las chapas por teléfonos móviles de última generación.

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