Secciones
Servicios
Destacamos
jesús bombín
Valladolid
Martes, 22 de mayo 2018, 11:06
El campo de Castilla y León está salpicado de miles de naves de uso agrícola que aportan al paisaje una estampa de aire industrial con arraigo rural que no siempre es tal, pues una parte de ellas están en ruina o simplemente vacías por falta ... de actividad. En el aprovechamiento de este patrimonio se sustenta el proyecto 'Reconversión de una nave agrícola', seleccionado por los Premios FAD de Arquitectura entre 22 proyectos de la Península Ibérica, y diseñado por el estudio del arquitecto vallisoletano Primitivo González. «La propuesta es recuperar una construcción de escaso valor que permite disponer de un amplio espacio multifuncional, versátil y polivalente, contribuyendo a integrar el edificio en el lugar, con contraventanas que lo abren al paisaje», se señala en la memoria.
Antiguas fábricas antaño símbolo de pujanza en polígonos industriales urbanos se han reconvertido en viviendas a consecuencia de la crisis, haciéndose hueco en estos espacios el concepto del loft, dominado por la escasez de divisiones y puertas, una moda que no ha trascendido más allá del ámbito urbanita y que puede tener una réplica en ideas como la que ha plasmado Primitivo González. «Reivindico el multiuso de las naves agrícolas, que muchas veces están en los bordes de los pueblos, muy abiertas al paisaje, en sitios muy bonitos, en los que si a estas construcciones les pones dos ventanas, te abren la vista al campo», asevera.
Su proyecto se corresponde con el aplicado a la reconversión de un almacén agrícola en la localidad vallisoletana de Castronuño. «Hemos aislado por fuera como se hace en las ciudades y hemos cambiado la cubierta por otra más aislante; es interesante recuperar este patrimonio que no tiene valor como arquitectura pero sí como construcción para aplicar las ideas más imaginativas; creo que es una tendencia que en el futuro se dará en muchos pueblos por las posibilidades que ofrece».
Defiende que esta tipología de edificación con tejados a dos aguas, construidas con muros de carga y cerchas metálicas, ha llegado a imprimir una profunda huella en el medio rural, «definiendo un nuevo paisaje que en ocasiones rompe con la imagen tradicional y homogénea de estos núcleos, desencuentro acrecentado por el color blanco con el que se pintaban, alterando el cromatismo ocre característico de los pueblos de Castilla».
El edificio, levantado junto a una antigua era en lo alto una ladera de Castronuño, ofrece unas espectaculares vistas al Parque natural de las Riberas desde el que se contempla el río Duero. «Se buscaba un lugar donde alojar y disfrutar una pequeña colección de cerámica popular –tinajas reunidas en los años setenta– y disponer de un espacio-taller además de un lugar para el ocio activo, encuentros, comidas, un lugar donde reflexionar o mirar el paisaje, versátil y abierto a la improvisación», explica Primitivo González.
La metamorfosis de estos almacenes considerados de escaso valor, donde se guardaron aperos de labranza, tractores, animales o cosechas, abre ahora la puerta a otros usos que les proporcionan una segunda vida.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.